lunes, 29 de agosto de 2011

Entrevista: Renso Gonzales

¿Quién es?
Portada de Carboncito 14,
 por Rodrigo La Hoz.
Renso es co-editor de Carboncito con su hermano Amadeo, y referente imperdible de la actual movida historietil Limeña. Además de realizar sus propias historietas y participar en exhibiciones de arte, dirige todos los veranos un taller de historietas en La Culpable, en Barranco, Lima. Renso también colabora en los zines Pobre Comics y Pastel Comics de Amadeo González.

La primera revista de Carboncito (2001) fue más bien un fanzine humilde, fotocopiado y de pocas hojas, realizado con pocos recursos y distribuido a pie por la ciudad de Lima. Recién se celebro la 14ª edición de este fanzine (nutrida de 32 colaboradores, de 104 paginas y con secciones a todo color), que a lo largo de su trayectoria ha sabido publicar lo mejor de la historieta independiente Peruana (así como varios invitados internacionales), convirtiéndose así en una de las principales revistas de la historieta actual latinoamericana, y un ejemplo a seguir en cuanto al éxito de la persistencia y el talento sobre los altibajos del mercado.

Página(s) web: Carboncito
Entrevista realizada el 22-08-2008*
No hacemos esto por vender. Es cuestión de hacer presencia. 
También es una forma de generar que otra gente saque publicaciones.
¿Por qué eligieron Carboncito como nombre de la revista?
Es un poco inocente en realidad, va con el lápiz “carbón”. Queríamos ponerle un nombre con diminutivos y nos gusto Carboncito. Primero sacábamos el zine en fotocopia, hacíamos historias más intimas,… ¡de todo! Entonces éramos solamente tres personas:   Amadeo Gonzales, Christian Rosado y yo.

David Galliquio, uno de los
primeros colaboradores.
Nos ayudo mucho la crítica constructiva de los lectores. Tu buscas tu espacio, en el sentido que sabes lo que quieres, sabes donde estar para que se genere una actividad…

Amadeo y yo vivimos en el Callao, por el aeropuerto. Entonces, poco a poco hemos ido al centro de Lima, se puede decir que ahí gestamos el primer Carboncito, con 50 números, fotocopiados y de ahí los vendedores de algunos stands lo fotocopiaron, y poco a poco se lo pasaron de mano en mano. El primer año sacamos tres publicaciones en fotocopia. Cuando lo sacamos en imprenta a partir del #5, queríamos que se viera de una manera seria, que se respetara el trabajo de los colaboradores.
El hecho es producir, trabajar, hacer las cosas bien y estar todos juntos.

Eso va  a depender mucho de todos nosotros para que haya más público, para que salgan las actividades y también para que la gente que no tiene nada que ver con el tema se entere de lo que está pasando.
En Carboncitos hay diversos géneros. Hay humor, temas cotidianos, algunos de corte  futurista. Nos influenciamos también de las revistas que encontramos por ahí. Yo pase de pequeño de los dibujos cartoonescos, a la zona 84, y de ahí al movimiento underground.

¿Son adquiribles los primeros números?
En algunas librerías puedes encontrar del 5 al 14.

¿A partir de cuando y como desarrollaste a tu personaje Patrick? ¿Cómo desarrollas tus historietas?
Tenía problemas en crear a personajes y empezar con el rollo de la historia de cada uno. Patrick (que dibujo a partir del 13 de setiembre del 2003)  digamos que fue uno de los últimos que me convencieron a hacerlo más constante.

En ese tiempo no leía muchas historietas autobiográficas, por ahí algunas cosas de Crumb donde dibujaba un personaje como su alter ego en un ser animal y humano al mismo tiempo mitad de él y fantasía por otro lado. Recuerdo en ese tiempo que los dibujos de José Muñoz en Sophie tuvo que ver  con la creación de este personaje.

En el dibujo también va una serie de cosas personales. Con el pasar de los años, a veces uno  quiere experimentar momentos que no has logrado nunca. Las decepciones y el fracaso (ir-a- varios- lugares-y-esperar-a-que-te-publiquen) te llevan a realizar una búsqueda y generar algo que es la transformación de las cosas. Por ahí de repente en un inicio hice comics muy negativos que hablaban del desempleo, el racismo,  el machismo, la misoginia u otras anécdotas que a  todos nos pasa. Esa es la parte más oscura de cada dibujante.



¿Cuales son tus influencias? Como en todos los países de Suramérica, es difícil encontrar comics. O encontramos en una  feria de pulgas o por un amigo, o buscando distribuidoras antiguas. Por ejemplo, de México me gusto mucho Gallito Comics, me parecía muy bacán cuando lo vi en una ocasión. Una vez le mande un correo a Polo Jasso de Cerdotado, y me salió con toda una teoría de Alex Raymond al final. Su historieta era media picara y tenia buen sentido del humor. Por esa parte me gusta mucho hayan comics buenos y que uno los descubra tarde o temprano. Para eso sirve la difusión: hay una página muy buena que se llama 68revoluciones, en Colombia que te informa mucho sobre historieta y animación.


Gringo Muerto de Bolivia me parece muy loable porque saca cosas distintas. No se si antes hubo  una secuencia anterior a que salga este zine y donde hay referencia  de la historieta autobiográfica. Te das cuenta si ves lo que hace James Kochalka, hasta Truchafrita acá en Colombia, tiene que ver en algo con lo que hacia Crumb. Mientras más original seas, mejor.

En el caso de las mujeres que hacen historieta, me parece que hacen un trabajo muy honesto. Phoebe Gloeckner por ejemplo, realizo una historieta sobre su primera relación sexual, y dibujaba al hombre con un pene pequeño. Julie Doucet, Power Paola: lo cuentan todo en sus cómics.

Para ti, ¿qué es la historieta?
La historieta es en primera instancia un medio de comunicación. Es contar una historia en viñetas, pero hay muchos artistas que hacen un trabajo, pero tú, como persona que vas a buscar un lugar para entretenerte, todo lo serio, todo lo político, todo, nos tiene que entretener. Hay muchas personas que se sientan en un parque y venden su cuadro. Hay otros que hacen su cuadro y no les interesa para vender. Pero también personas que hacen un cuadro y pueden innovar, haciéndolo en diversas técnicas. Yo hasta hace poco hacia caricaturas. Y había dicho antes que no lo iba a hacer nunca. Pero hay caricaturas que te pueden gustar. David Levine me parece muy bueno… aquí en el Perú, Carlín. Si yo lo hago, no sé si es por trabajo, o porque me gusta en realidad.

Todo artista tiene etapas. Hay historietistas que empezaron a realizar buenas historietas, pero ya no hacen nada ahora de eso porque nunca creyeron en la historieta. Hay historietistas que siguen siendo buenos, pero en busca de mayores ingresos dejan el medio y se dedicaran a otra profesión. Uno siempre tiene que intentar con lo que cree y hace.


¿Cómo encuentras colaboradores para tu revista?
Es una investigación el ver el pasado y presente de lo que siempre hemos seguido y eso nos pasó con los autores nacionales. Luego de conocer al autor nace una amistad y una frecuencia de ver en que esta actualmente que hace posible que puedan participar en la revista.

¿Qué has visto en los festivales de historieta que se están dando, como Viñetas con Altura en Bolivia, y los demás?
Estando en Bolivia, en La Paz, me di cuenta de la realidad de los dibujantes, de las producciones que hay detrás de todo eso. También pude conocer publicaciones de Tucumán, encontré buenas historietas y conocí además su forma de distribuir su trabajo: que utilizan, que optan por hacer, donde estar, donde no estar. Que quieren también comunicar con su trabajo… En Buenos Aires, me di con la sorpresa de Viñetas Sueltas, festival internacional donde pude conversar con muchos seguidores de comic que se desarrolla actualmente en la ciudad.

Espero que más adelante se puedan visitar otros lugares y otros festivales. Me gustaría conocer el ambiente comiquero de Medellin por ejemplo. Actualmente Colombia parece tener mucha producción. Por ejemplo: Truchafrita  y un grupo de amigos sacan una producción que se llama Robot Comics.
Acá también hay buenos trabajos, pero a veces siento que mucho se pierde en añoranza del pasado.

¿Cómo funciona el taller de historietas que impartes en La Culpable?
En taller de historietas nosotros no enseñamos a dibujar, sino a crear historias, crear personajes, pero más que todo a que ellos editen. Hay muchos talleres que te enseñan a dibujar, pero siempre te quedas esperando a que te publiquen…

¿De estudiantes de tus talleres has visto alguno de promesa?
Recuerdo al inicio a un chico: Giancarlo Ramírez, que sacó un fanzine que se llama Maniacomixs. Le gusta ir a los conciertos de bandas hardcore. Ya va por el tercer número de Maniacomix. Eso en realidad nos motiva a nosotros a creer más en nosotros, y motivarnos más a seguir produciendo. En el taller han nacido muchos zine: Pollo y Fiesta 45, entre otros.

¿Qué podría ayudar a crecer la historieta nacional en el Perú?
Hay gente que va  a la librería y pide Spiderman o X Men, “porque lo nacional no me gusta”. Les gusta lo de afuera porque dibujan bien, hay buenas historias, o creen que los personajes son universales, y punto. Hay gente que evalúa así.

Justo vi un comentario en el Blog La Nuez, que decía “no pasa nada acá, pero que bueno que se estén gestando los concursos de superhéroes en Peru21…”

Lo del manga me parece bien de todas maneras, porque hay dibujantes que dibujan influenciados (como en el caso de la Supercholita), pero creo que es más disciplinado. Mientras sea disciplinado el trabajo y bien organizado, creo que tendrá buenos resultados.

Lo que si admiro de Jorge Pérez Ruibal es que apareció en el 2003 recién, pero les ha dado una cachetada a muchos locales que tienen trabas mentales, incluyendo dibujantes de generaciones de antes, que creen que tienen que estar en colectivos para salir adelante, y el en poco tiempo él se auto editó su publicación, y hasta saco un libro. Para mi es positivo esto.

¿Cómo sientes la critica de la historieta en el Perú?
La crítica es buena. Yo escucho más a la persona que produce que a la que critica y no hace nada. Hay críticas que son buenas, hay que saber siempre escuchar y sobre todo de quien viene. Quizás una crítica brutalmente honesta y con buenas intenciones  te ayude a cambiar y mejorar tu calidad de trabajo. Sobre todo te ayuda a ver las cosas distintas, a tener una búsqueda personal. Hay que sacar lo bueno de la crítica, trabajarlo y seguir adelante nomas.

Fuera de lo concierne a la imagen, ¿prefieres algún autor?
Hay escritores muy buenos: Julio Ramón Ribeyro, Charles Bukowski, Paul Auster, Roberto Bolaño…
Hay cineastas muy buenos: Scorcese, Larry Clark, Aki Karismaki, Cassavettes…

Aquí en Perú, Quintanilla es un pintor muy bueno… la verdad es que la lista es larga. Es como por ejemplo en la música: va la gráfica, va todo, es el escenario mismo, todo es artístico.
__ __________ __

Entrevista a Renso Gonzáles en la página chilena ergocomics.cl

lunes, 22 de agosto de 2011

Convocatoria: Concurso de Novela Gráfica

¿Qué es? 

Podrán participar escritores y/o dibujantes con una edad mínima de 18 años que presenten una obra que reúna los requisitos básicos de una novela gráfica, es decir una historieta auto conclusiva, de mediana o gran extensión, argumento complejo y dirigido a un público maduro. 

Cada autor debe enviar un mínimo de 10 páginas acabadas de la historieta más el argumento detallado de toda la obra. La extensión final de la Novela Gráfica deberá ser de entre 36 y 48 páginas.

Página(s) Web: montevideocomics

Fechas: Se aceptan trabajos entre lunes 23 de enero hasta el viernes 27, enviados a Libertad 2408 esq. 21 de Setiembre - CP 11.200, URUGUAY.

lunes, 15 de agosto de 2011

Entrevista: Sergio Langer

¿Quién es?
De humor fuerte y contundente, Langer es un historietista y humorista gráfico argentino que publica actualmente en el diario Clarín y en la revista satírica Barcelona además de auto editarse y participar en diversas publicaciones. En sus inicios (cuando aun firmaba incluyendo su nombre, “Sergio”, descolló en la última etapa de la mítica revista Rico Tipo; de donde saltó a colaborar en los últimos años de la legendaria revista Humor). Un maestro del dibujo underground, con raíces hundidas en el grafismo sucio de relevante contenido social, sus trabajos casi siempre terminan generando algún tipo de polémica, algo que cada vez le gusta más a su creciente público.

Entrevista realizada el 26-3-09*

El porteño tiene una actitud muy irónica,  sobradora, soberbia… y, ahí se va amasando durante años una manera de hacer humor, bien Argentina, ¿no? Yo no soy un estudioso de esto, pero por lo que veo en otras sociedades, son más formales, hay más respeto por el orden establecido. Las jerarquías, son aun mas rígidas que acá. Argentina tiene una clase media muy importante, que si bien se fue empobreciendo y proletarizando a través de las políticas neoliberales, sigue siendo la marca distintiva con respecto a la mayoría de los países de Latinoamérica, adonde el abismo entre los que tienen y los pobres es muy profundo.

Buenos Aires es muy cosmopolita, europea, y eso influye para que el humor sea más desfachatado, mas libre, más ácido y filoso. Hay una mezcla de lo español, con lo tano, lo judío, el psicoanálisis, que fue amasando un humor muy sofisticado y feroz, que hoy se puede apreciar en el excelente semanario ''Barcelona''.

Hay algo que flota en el aire, un clima de época, que es: no podemos modificar esta realidad tan de mierda, pues nos burlamos, les metemos un palo en el culo a los garcas, a los caretas...un poco el humor viene a reparar y a denunciar un montón de cosas que andan muy mal...por eso la gente se identifica con esos textos o dibujos humorísticos y los disfruta.

Yo, personalmente hago humor de todo calibre, tranqui, correcto, profesional...depende de los medios adonde uno trabaja, pero siempre con la mira en lo que anda mal, en lo que jode a la gente...y si tengo un espacio de libertad mayor, un fanzine, un medio independiente, prefiero hacer un humor más zarpado, más negro y cruel... cruzar algunos límites.


¿De dónde salió tu inquietud por publicar?
Continúa leyendo en Mama Pierri...
De una muestra de humor gráfico que fui a ver en el año ’79. Y dibujar… siempre me gustó dibujar. Todos los chicos dibujan. Llega un momento en que dejan de dibujar porque pasan a “ser grandes” y dibujar no forma parte de la diversión. Ahora, las computadoras, la televisión, captan enseguida el interés del niño y lo sacan del lugar de jugar por jugar ¿no? Yo dibujaba, dibujaba, y siempre me gustó dibujar guerras, porque mi madre fue sobreviviente de un campo de concentración y mi tío Iasha, que aun vive, estuvo en Stalingrado, peleando para los rusos, contra los nazis. Por esa razón, en mi caso, ése es un tema tan fuerte... [a la publicación de este reportaje nos hemos enterado que falleció a los 91 años el tío Iasha].

Como suelo repetir: “Yo dibujo para no laburar”... una frase que le escuche a mi maestro de dibujo, Luis Scafati, alguna vez… ¿Sin embargo es un trabajo, no? ¡Y me la paso laburando!

Yo conseguí resolver mi vida laburando de dibujante, un privilegio que muy pocos tienen y que agradezco desde siempre.

¿Encontraste en algún momento una herramienta que sintieras más afín, que te facilitara el trabajo sobre el papel?
Soy muy  amigo de Palomo, uno de los historietistas chilenos más importantes, autor de El Cuarto Reich  y en uno de su viajes, me mostró el “Artpen” y lo adopté en seguida. Pero trabajo con todo tipo de herramienta: lapiceras, bolígrafos, lápices, pinceles, plumas en su momento, pero básicamente mis herramientas son dos: papel blanco y tinta negra.


Se que has hecho mucho humor político, pero también tiene tu gráfica algo que se podría considerar muy underground, especialmente si vemos tu publicación Lápiz Japonés, una especie de Raw argentina que sacudió el panorama editorial a principios de los ’90.
Fueron sólo cuatro números, pero aun hoy se sigue hablando de Lápiz Japonés… Lo que pasa es que ya lo Under (por underground), hoy por hoy, no sé, siempre hay algo Under… si hay algo oficial, hay algo alternativo. En mi caso, hoy puedo colaborar con fanzines alternativos de forma gratuita, obviamente y al mismo tiempo, publicar en grandes multimedios como Clarín.


Al estar en un diario  masivo, con cientos de miles de lectores  hay temas que no puedo tocar: drogas, por ejemplo… la Iglesia o lo sexual y eso está claro porque el Clarín es un diario que lee toda la familia. Cuando abordo otras temáticas, adonde cruzo los límites del “buen gusto’’, más feroces y con sexualidad explícita, lo puedo hacer en medios independientes como el semanario Barcelona


Háblame un poco más de tu experiencia con los cuatro números de Lápiz Japonés, a partir de 1993.
 ¡Era un fanzine hecho con algún dinero de los ahorros que teníamos Diego Bianchi y yo. Les dimos espacio a todos los artistas que estaban trabajando en ese momento en los fanzines. Nos fuimos al Parque Rivadavia, que es donde en la Ciudad de Buenos Aires se juntan todos los editores de fanzines y además es una gran feria de compra venta de revistas de comics…charlamos con amigos, y por una vez nos pusimos del otro lado del mostrador, pasamos de dibujantes a editores, y nos salió muy bien..

Nota de Carlos Gamerro (Página 12)
sobre Mama Pierri.
Me llamó mucho la atención tu libro Manual de Historia de Argentina, adonde se muestra el proceso de edición de tus chistes publicados en Clarín entre 1998 y 2003…
Yo directamente les mandaba por fax los bocetos…y en el libro salieron publicados los bocetos en tinta roja y los que salieron publicados en tinta negra, el libro lo editó Pequeño Editor, una editorial independiente y efectivamente muestra como el diario elegía cuales dibujos publicaba y cuales no…

Me encanta cómo perfilas a la clase política en tu trabajo. Cuando haces el chiste con los políticos,  donde sale la madre y le dice a su hija “Acordáte, no hables con ningún político” eso me mató
En el 2001, el descrédito de la clase política era total. ¡Y mirá como se reciclaron! Sí, se van reciclando. Porque, la consigna en ese momento era “¡Que se vayan todos!”…y ese chiste de la madre al despedir a sus niños que van a la escuela, les advierte que durante el trayecto no hablen con extraños y menos con políticos…


En tus chistes atacas mucho a  la clase media.
Bromeo mucho con la clase media porque es lo que conozco. Lo otro me llega, yo no me meto en las villas (barriadas pobres). Se que hay pobreza, y me puedo imaginar cómo viven. Me pongo en lugar del otro. Si no te ponés en lugar del otro, no podés hacer nada. No sólo en el humor gráfico, en general. No podés evolucionar, te quedás siempre en el mismo lugar.

Yo jodo mucho con la clase media, con esa vieja que está en el barrio y por ahí es peor que cualquier político. La Nelly, que publicamos en Clarín, todos los días, tiene algo de eso… con Rubén Mira, el guionista, logramos construir un personaje que es querible y popular. En cambio mi personaje, Mama Pierri, que publico en Barcelona, es mucho más acido que Nelly, es una mujer nazi, re católica, del Opus, horripilante, con un hijo gay al que humilla y somete todo el tiempo y para un público más intelectual, que maneja más el lenguaje irónico  y los códigos de la historieta y el fanzine.


¿Cómo es tu trabajo en equipo con Rubén Mira?
Trabajamos lo más bien desde hace 8 años. El como escritor le ha dado desde un principio el tono literario, la construcción de los personajes, y yo le aporté mi dibujo y la síntesis que aprendí haciendo humor durante más de 20 años. Luego nos confundimos en una tercera mente que es la que produce el milagro de darle vida diaria a ese monstruito urbano que es Nelly y todos los personajes que la acompañan, desde su amiga Selva, a Catalina, la chola boliviana que vende verduras en la calle, a los Pibes Chorros y Cheng, el chino del supermercado del barrio y muchos personajes más.

¿Tardó en agarrar La Nelly?
Sí, tardo 5 o 6 años. Pero ahora está bueno porque ya tiene códigos propios. La Nelly puede decir tal cosa pero no puede decir tal otra. El mismo personaje te va dando la pista. Pero al principio era todos los días estar juntarnos a pensar por dónde íbamos. Rubén siempre la vio con una proyección al futuro. Cuando empezamos a trabajar, en septiembre, me decía, “podemos en diciembre hacer una historia sobre navidad, que arranque ahora…” Y yo le decía, “tenemos que hacer una tira para mañana, ¿qué diciembre?” Yo no entendía, que el estaba proyectando como una especie de novela por entregas. Es lo que es, como una especie de sitcom. Pero hoy en día son mas cortas, no más de una semana cada secuela.

¿Qué recepción has tenido del público de La Nelly?
La devolución de la gente, en la medida en que yo me la cruzo, es buena. Me pasa que me dicen: “Yo conozco a La Nelly, es mi vecina”.  Una vez, tuve que ir a la piscina y hacer un trámite, así que me derivaron a la administración, con “Nelly.” Era una vieja, con pelo teñido, fumando…era Nelly. “Se llama Nelly, como el personaje de la historieta” le dije. Y ella: “No me hable, que bastante me cargan con eso.” ¡A ver si todavía me quemaba con el cigarrillo!

A los chicos les gusta mucho la tira. Se ve que los niños están más permeables a esa estética así fea, grotesca.
Nelly te remite a una época. Una “Nelly” debe tener como 60 años, es un nombre  de otra época…hoy no hay niñas que se llaman Nélida (porque Nelly es el diminutivo).


¿Cómo surgió el elemento de Collage?
Al principio dibujaba las caricaturas yo mismo, pero me parece que el collage es más efectivo. Es un concepto que tiene otra llegada, me gusta. Y es un lenguaje más moderno el de pegar las fotos de los políticos o los actores…la verdad es que no me sale dibujar caricaturas y es más rápido pegar las fotos que bajamos de la web (es un secreto, así que no lo difundas, jajaja )

¿En algún momento te ha interesado hacer una historieta más larga o secuencial? ¿Un chiste en varios cuadros?
He hecho algunas historietas largas. Una es La Vida es Bella que salió en la nueva etapa de la revista FIERRO. Es una historia sobre los campos de concentración, con cosas que no sucedieron pero que, de acuerdo con mi punto de vista, podían haber sucedido. Los Nazis se suicidaban y los aliados bombardeaban los campos, por ejemplo, cosa que no sucedió. O el Papa Pío XII iba a pedir que frenen la masacre… o Hitler triunfaba como artista plástico y se dedicaba a la pintura.  Nada de eso sucedió, por supuesto…son 9 páginas y es una historieta muy fuerte que se puede ver desde mi web.

Para terminar, ¿cómo ves el futuro para esta generación que viene?
En un libro mío en la primer página, se  lo dedico a mi hija, que es el futuro… y en la última página, en un chiste, los padres les dicen a sus hijos: Niños…es hora que lo sepan “¡no hay futuro!” y esa es mi propia contradicción…soy optimista y amo la vida por un lado y soy pesimista y veo un futuro caótico por el otro…En realidad lo veo jodido al futuro, pero le aporto mi humor y lo comparto con los lectores…nos reímos juntos de los garcas y los hijos de puta que nos quieren hacer consumir basura y vivir en la mediocridad y en la ilusión de Barbie y Starbuks, en los Shoppings y en comprar culos en 3D…a ese mundo le meto TNT en forma de chistes…esa es mi respuesta y mi venganza…es todo lo que puedo hacer por ahora, como artista y humorista gráfico…

Ese es el gran poder que tiene el artista, poder compartir sus pensamientos. Lograr que alguien diga: “¡Qué hijo de puta! Yo pienso lo mismo… y lo veo dibujado”. Ese es el ligue que uno genera con el otro.


domingo, 7 de agosto de 2011

Muestra: Dos Miradas al Fascismo


¿Qué es?
La actual muestra en el museo del Estanquillo en el centro histórico nos llega en un momento oportuno, a la par de una nueva Ley de Seguridad Nacional (conozca la versión antigua aquí) recientemente aprobada por el Senado que de entrar en vigor permitiría al executivo mayor uso de la Marina y las Fuerzas Armadas dentro del país . Esta muestra curada por El Fisgón revisa la historia del fascismo a través de las carteles, revistas y periódicos ilustrados por diversos grandes artistas mexicanos,  con trabajos del grabador Leopoldo Méndez y el caricaturista  Audifred entre muchos otros, la mayoría de lo trabajos provenientes de la colección del recientemente fallecido Carlos Monsiváis.

Se retrata también  el surgimiento y el deceso de movimientos fascistas en Mexico, como lo fue el de las Camisas Doradas en los 40s.

Imperdible: audio instalación de Diego Rivera comentando su perspectiva de Europa durante la posguerra y un poema de Pablo Neruda (Carta de amor a Stalingrado) recitado por el mismo.


Duración: Agosto-Octubre, 2011.

¿Dónde queda?
Museo del Estanquillo, Isabela Católica 26, (esq. con Madero), Centro Histórico. Cerrado los martes.

Ver Museos, Galerías y Espacios Culturales en un mapa más grande

lunes, 1 de agosto de 2011

Entrevista: Fabian Patinho

¿Quién es?
Dibujante, pintor, fotógrafo y hombre de letras Ecuatoriano, Fabián Patinho es una vorágine de producción cultural. Su mirada atenta y su sensibilidad se hacen notar en  Ana y Milena, tira que retrata a la mujer Quiteña y que lleva ya varios años en diario El Comercio de Quito. 

Página(s) Web: Ana y Milena


Cuando yo era un niño de cuatro años, mi padre cogía el periódico y me daba las tiras. Yo empecé a leer así. Por eso yo entre a los cuatro años a la escuela. Las tiras cómicas eran únicas para mí. 


Pensaba, “ojala un día pueda hacer yo una tira cómica…” Pero, siempre creí que las tiras cómicas eran asunto de superhéroes, de gente extraterrestres que tienen alguna capacidad… 

Tú llevas años trabajando con el dibujo, pero tu tira Ana y Milena ¿cuánto tiempo lleva en los medios?
Son cinco años, es la tira más estable que ha habido en el Ecuador,  afortunadamente.



¿Es la única tira ecuatoriana que sale en los medios?
En los medios masivos, como por ejemplo El Comercio o El Universo, es la única tira nacional. Ha habido otros intentos, pero no han tenido continuidad, al cabo de un año como mucho se han terminado. Salió un libro recopilatorio de Ana y Milena recién,  y digamos que tiene su acogida.

¿Cuál fue tu motivación para escribir una tira sobre dos mujeres, de dónde surge? No diría que es un humor que no entienden los hombres, pero si diría que es un humor que quizás difícilmente un hombre podría escribir.
Cuando yo era un niño de cuatro años, mi padre me daba la sección de tiras del periódico. Yo empecé a leer asi. Por eso yo entré a los cuatro años a la escuela. Las tiras comicas eran únicas para mi. Pensaba, “ojala un dia pueda hacer yo una tira comica…” Pero, siempre creí que las tiras cómicas eran asunto de superhéroes, de gente extraterrestre que tienen alguna capacidad…

Era un dibujante digamos algo competente, pero nunca he sido un virtuoso; el dibujo lo he puesto al servicio de mi discurso. Por casualidad una amiga (Victoria Orihuela) hizo una pasantía conmigo de arte -se acostumbra que estudiantes de arte entren como asistentes al estudio de un artista-. Esta amiga me dijo que hagamos un proyecto concreto. Yo tenía muchos planes, ideas para novelas gráficas,  pero no algo en concreto. Le dije que tengo una tira comica algo esbozada en la cabeza… y entonces ella prácticamente me obligó. Sin ella nunca la hubiese empezado en serio.

En cuanto al tema de las mujeres, creo que conozco bastante a las mujeres… Créeme, eso no sirve de mucho (risas), para lo que te imaginas.  Pero, conozco mucho el mundo de las mujeres. Yo crecí con cinco hermanas mayores, entonces sé los entresijos del mundo femenino. Y he tenido muchas buenas  amigas de toda la vida, me gusta mucho hablar con las mujeres, y creo que ahí radica la posibilidad de que pueda plasmar en una tira cosas que les pasan. No creo que sea una tira feminista (¡Dios no quiera!), pero se centra en su mundo.

Me llama la atención porque a veces se excluye al publico femenino del mundo de la historieta…
A las mujeres les gusta mucho porque no es caricatura, pues es anatómicamente correspondiente, no agrando narices ni mucho menos. Básicamente intento retratar a la mujer quiteña. Pese a que soy de Cuenca, una ciudad sureña, y vine acá adolescente.

En cuanto a tu aproximación a lo erótico, a la sugestividad en las poses, el guiño a la sugestividad estilizada, lo que casi se ve pero no se ve, ¿de donde partes o cómo te aproximas a eso? Tambien eres fotógrafo, se nutre de algo de eso tu tira?
Yo creo que en genereal toda mi obra, como los aforismos, la fotografía o la historieta no llegan al desnudo, no llegan a lo explícito. Siempre es muy sugerido. Considera que  Quito es una ciudad franciscana, con índices bucólicos todavía muy marcados,  tenemos el conservadurismo muy encima. Hacer desnudo es un poco pretensioso. A mí nunca me gustó el desnudo total.  Trabajo fotografía de toda la vida y el retrato desnudo me pareció que estaba en todas partes. Podía yo decir más ocultando que mostrando. Eso lo trasladé a la tira y, bueno,  tenia que seducir también…

Yo soy muy vago a la hora de trabajar. Si yo pudiera pasarme tirado todo el día viendo televisión sería feliz… por eso, una de las razones por las cuales me es agradable pintar, es que estoy pintando mujeres. Hay un nivel de seducción que tengo al rato de pintar: me seduce hacerlo y luego me seduce verlo. Por eso el erotismo se mantiene, es el erotismo que me engancha. Yo difícilmente podría ponerme a pintar paisajismo, me daría mucha pereza, no es lo mío, no está en mi discurso.


Los rostros de tus mujeres son casi reales, ¿ son creación de personajes, o tu te basas en tu trabajo de fotografía?
Todas son creaciones. Si te fijas todos los rostros de las mujeres en mi tira son el mismo, sólo cambia el peinado. Para hacer una tira cómica,tienes que hacerlo rápido, tienes que solucionarlo inmediatamente. Para la portada del libro sí me posaron dos chicas porque quería acercarme al hiperrealismo.

Otra característica de los comiciastas (hay un termino acá que es comiquero, pero prefiero comiciasta, o realizador de comic), es que aprendemos solos. No hay escuela. El Eduardo Villacis lleva algunos años en la universidad formando gente, pero los de la vieja guardia que somos de 30 y más aprendemos el oficio solos, porque no es lo mismo lo que te enseñan en la facultad de artes o de diseño. El proceso de una tira cómica tienes que vos crearlo: saber qué te conviene y ajustarte a las posibilidades y a los tiempos. Ajustarte a los plazos que te da un diario. El periódico es muy buen maestro, (para escritores y fotógrafos también), porque tienes que crear el oficio a la fuerza. Puedes aprenderlo en la universidad, pero en el día a día, en el trajín de la calle, aprendes el oficio. Yo mejoré muchísimo mi dibujo trabajando para El Comercio. No sólo la tira comica, pues empecé a hacer ilustraciones para revistas del periódico. Te pueden dan un tema huevón, un tema nada estimulante, como los ingresos per capita o algo así ¡y tienes que plasmarlo hasta las cuatro de la tarde!

La mayoría de los comiciastas dibujan diez veces mejor que yo, son virtuosos, pero, al no estar metidos en un ritmo constante su estilo puede acartonarse… se vuelve poco permeable. Y por eso yo agradezco poder trabajar para medios y revistas.

Que historietas te marcaron de pequeño?
Hugo Pratt… tengo toda la colección de Corto Maltes porque para mí es el mejor comic de la historia… y, me gusta Bilal, Manara, Prado, mucho comic europeo. Los consumí toda la vida. Aparte, ¡que difícil es conseguir aquí comic books!. ¡Tenias que buscar mucho! Las veces que salíamos al extranjero, tal vez Buenos Aires,  ibas a una tienda de comic y flipabas.
Yo no he sido un gran coleccionista de comics. Debo tener la vigesima parte de lo que tienen los coleccionistas. Pero, te forma muchísimo leer comic, acercarte minuciosamente, al lenguaje, porque aprendes, y una vez que lo puedes ver plasmado (y mejor aun impreso) te das cuenta si funcionó o no. El error es un gran maestro.

Se ve mucho de moda y actualidad en tu tira…


Generalmente en una tira comica todos visten igual, siempre. Yo les varío el atuendo porque ellas son chicas fashion. Yo he hecho investigación sobre moda, y la relación de la moda con la historia en general, entonces me es muy próximo. Eso también hace que se vuelvan muy contemporáneas y que se estén constantemente poniendo al dia.

Resalta en tu tira la gestualidad de tus personajes, varían mucho las poses de las manos, ¿es eso un referente de fotografía,  siempre te ha gustado un enfoque minucioso asi?
Al principio hubo un referente de fotografía, sobre todo porque yo necesitaba la gestualdad de las mujeres… El primer año tenia siempre a mano unas cuantas Cosmopolitan y una Vogue, para  echar un vistazo. Pero ahora el oficio me enseñó a hacerlo de memoria.



¿Qué ha sido para ti lo mejor de realizar Ana y Milena?

Uno de los momentos más emocionantes fue cuando yo entraba a una librería de Mr. Books acá, y la mama le estaba comprando a una niña de 12 años Ana y Milena.  Yo me quede de una pieza. No es tan infantil mi tira, pero fue muy emocionante que una niña estuviera comprando, y más el dependiente me miro, y dijo “ese es el autor”, entonces le firme, y la niña quedo muy feliz. Solo ese pequeño momento me satisface montón de otras cosas más de la tira.
-- ----------- --


Aprovechándote como humorista, te preguntaría ¿que te parece que son algunas de las fuentes del humor ecuatoriano?
La realidad nuestra, la contradicción (y eso es la tira). La contradicción  entre una ciudad atávica, franciscana y un intento por contemporaneisarse, por mantenerse al día, por ser moderna. Si tu ves la ciudad es totalmente una ciudad de contrastes: el centro de Quito es muy colonial, y luego ves edificios de Star Wars a ratos; la contradicción convive mucho con nosotros, está en nuestra cultura. Aquí hay un estilo de bromear muy común; te dicen: “estás con cuernos… ¡no mentira!” Dices algo y luego te retractas, te amilanas, dices que no quisiste decir aquello, pero lo dices mojigatamente: eso es muy quiteño.

Otra cosa que mejora mucho  el humor de acá es que estamos empezando a  reírnos de nosotros. Somos una cultura un poco resentida, sino muy resentida, con problemas de castración muy grandes. El Ecuador al inicio del Siglo XX era del tamaño de Perú. Ahora es un país chiquito. Muy despolillado por todas partes. Tenemos muchos problemas de castración, nos sentimos muy disminuidos en el sentido de nuestra autoestima. Aparte ha sido un país  a la sombra de países más rutilantes como Colombia y el Perú. Nadie sabe qué es Ecuador, este minúsculo coso en Sudamérica. Eso nos ha creado unos grandes complejos. Y esto lo hemos sublimado constantemente, en todo, pero sobre todo en las artes. Brota ahora en una especie de paroxismo que cae en lo pretensioso. Pero afortunadamente ya empezamos a reírnos de nosotros mismos, a reírnos de esas cosas, de nuestra historia, de lo que somos.

Somos un país muy racista también. Todos los que van con la camiseta del Ecuador al estadio y gritan “¡Ecuador, Ecuador!” son los más racistas, son los que le miran la cara a un negro y a un indio pero no lo saludan. Imagínate: había una discoteca que se llamaba Mi País, y no entraban negros ni indios. Ese nivel de contradicciones está muy adentro de nosotros y es una enorme fuente de humor.

Luego, burlarse de las normas: aquí todavía es posible. Burlarse de nuestras reglas emocionales, y sociales es complicado porque todavía hay mucha sensibilidad. Es curioso pero hay gente que se cree aludida en mi tira, y no es verdad. Hay un personaje que se llama Mat, y hubo un amigo que se enojó porque estaba seguro que era inspirado en él. Y hubo otro amigo que por el mismo personaje era feliz! Decía, “ ¡Guau! Yo soy el Mat. Vos lo creaste por mí.” Yo juego algo con esos mecanismos de inseguridad que hay acá. El ego es muy frágil. Es hielo muy delgado. Ahora con el nuevo régimen que tenemos hay muchos índices de patriotismo exacerbado, y ese es un terreno muy fértl para el humor, pero de cuidado. Afortunadamente se pilotea, se canaliza en eventos de cine, de música y, con suerte, de  cómic… las artes visuales aquí si tienen una historia más solida. A estas otras que están empezando en algo les ayuda y se da la catarsis que necesitamos.

Cuéntame de la prehistoria del comic  actual ecuatoriano: ¿hubo  intentos de revistas, movimiento?
Estuvo la revista Traffic, que es donde conocí a Eduardo Villacís, hace un millón de años. Yo tenía 16. Entré a la revista como diseñador, y él hacía los comics. Yo no lo podía creer.  ¡Dije, sí se hacen cómics en el Ecuador! El Eduardo fue un gran sensei  en esas épocas. Ahora somos colegas, tenemos nuestros propios procesos, pero con él aprendí mucho.

Hay otra revista que se llamó XOX, que la sacó Adn Montalvo, otro gran dibujante (la mayoría trabajan como ilustradores o diseñadores, creo que yo soy el único que no es diseñador). El Wilo publicó su libro “La Línea”, etc.

La prehistoria de nuestro comic está ligada la publicidad. Pastillas para el dolor ilustradas, cosas así. Se dice que en Ecuador la historia del cómic tiene 100 años, pero es mucho de esto. Luego bastante cómic político, cuyuntural; pasquines que salían en los años 20 para criticar al régimen de turno. La caricatura política acá sí tiene largo raigambre. El cómic es un poco más nuevo. Una publicación importante fue Secreciones del Mojigato de la cual salió un solo número, con obras de Bonil o Hugo Idrovo. Está también Santibáñez de Guayaquil que sacó la revista Ficcionica, y ha publicado un par de libros.

Otra cosa a la que ahora me opongo totalmente es a hacer exposiciones de cómic. En esas muestras ponía cada quien algún cómic que habían hecho, algunas reimpresiones digitales, y listo. Yo me cabreé ya de hacer eso, porque primero las impresiones son horribles y segundo porque el cómic es una publicación. La esencia del comic para mí está en una revista, algo con que golpear a una mosca (risas), para tenerlo en el baño… yo crecí así, con el comic bajo el brazo.  El cómic tiene que estar en un kiosco, junto con los diarios y las revistas porno (risas).


He escuchado que Cuenca es una ciudad conocida por las artes, ¿has vuelto a Cuenca, a tu ciudad natal?
No me lo había planteado. Uno de mis sueños recientes es volver a Cuenca y hacerme relojero a los 60 años. Me gustan los relojes. He hecho ya un par.

Yo tengo mucha bronca con Cuenca en muchas formas. Puede ser una gran ciudad para las artes, toda mi familia es de artistas, de hecho, pero hay cosas que me joden mucho de la ciudad. Hay mucho machismo, mucha violencia intersocial: esas cosas me hicieron  salir de Cuenca, venir a Quito y relajarme un poco más. No la he visto a Cuenca desde esa perspectiva, de ir a retratarla como está.  Igual a la patria siempre se vuelve, a la infancia siempre se vuelve alguna vez.

Mencionabas que varios miembros de tu familia son artistas, ¿a que se dedican?
Mis hermanas son escritoras y mis hermanos pintores. Siempre estuvieron muy apegados a eso, a crear. En Cuenca es muy posible eso: la música, las artes, las letras son muy parte de las familias. Es normal. Eso me ayudó mucho.

Tú también eres escritor, cosa que obviamente afecta tu trabajo de historieta. Como lector ¿que te gusta leer?
Yo aprecio muchísimo a Oscar Wilde, a Scott Fitzgerald, a la generación perdida: Hemingway, Dos Pasos, Faulkner… me gustan también mucho los Beatniks.

Yo vengo de una familia humilde, pero en mi casa nunca faltó un libro.  Yo fregaba mucho porque somos ocho hermanos, y mi papá se lastimó una pierna por lo cual mis padres tuvieron que trabajar muy duro, igual todos mis hermanos.  Yo –el último- fui el afortunado mimado que tuvo las oportunidades. Porque pese a todo siempre había libros en mi casa, y eso me ayudó vitalmente: te forma de muchas formas, te da mucho bagaje para aplicarlo en lo que sea después.