lunes, 28 de marzo de 2011

Entrevista: Rafael Barajas “El Fisgón”

Caricatura de Hernández.
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¿Quién es?
Rafael Barajas, alias “El Fisgón” es un caricaturista político, historietista e investigador incansable de la realidad mexicana. Sus trabajos han sido publicados en la legendaria revista La Garrapata, en El Chamuco de ambas épocas, en el periódico La Jornada, y también ha realizado loables trabajos de ilustración infantil en colaboración con intelectuales mexicanos de la talla de Elena Poniatowska. Además, su trabajo como investigador  ha dado luz a libros que contextualizan la caricatura en sus inicios en México.
Página(s) Web: El Chamuco, La Jornada
Entrevista realizada el 30/12/2008*



Generalmente, en una situación política, donde encuentras una contradicción o una paradoja, ahí hay un chiste.

...así como en una cadena el eslabón más débil te define la fortaleza de la cadena, en términos de libertad de expresión, el medio que se atreve a ir más lejos te define los márgenes de libertad de expresión que tiene una sociedad.



H: Dado tu apodo, te preguntaría: ¿cómo se puede mantener una persona informada en México?

Lo primero que hay que hacer es no ver la televisión. Porque la televisión es realmente un aparato de desinformación muy eficaz. Además, la información que te llega de la TV, que es parte del consenso dominante, ¡te llega aunque no quieras!

Lo que hay que hacer primero es estar muy atento de lo que está pasando con los movimientos sociales, con la sociedad, etc. Y por suerte, si hay toda una serie de publicaciones que si informan. Por ejemplo: La Jornada si te da información bastante confiable.

La televisión y los grandes medios básicamente te dan una información centrada en lo que son los intereses de la oligarquía empresarial. La Jornada te da una información que básicamente podría estar centrada en lo que sería la agenda del ciudadano común y corriente. Ahí tu puedes leer cosas sobre salarios, sueldos, problemas de democracia, problemas de derechos humanos, etc.

Por supuesto, lo que nosotros tratamos de hacer, es tener el contacto con investigadores, con algunos actores, para que nos digan: está pasando esto.

Cuando hay problemas muy muy graves, por ejemplo ahorita, con el conflicto del SME, nos ponemos en contacto con gente de base del SME. Porque te da una versión muy diferente a la versión oficial, y con frecuencia es una versión mucho más creíble.

Toda información que recibimos la tenemos que pasar por filtros. Y por supuesto también tratamos de tener contacto con académicos, con investigadores y con expertos en la materia. Por ejemplo, cuando se presenta un problema económico, yo busco amigos economistas, que saben del tema, que entienden cómo se maneja, cuales son las lógicas imperantes y siempre me dan información que es bastante confiable. La prueba es que hasta ahorita, ¡prácticamente nunca me han desmentido los cartones! Y, no solo eso, los cartones que venimos haciendo desde 1980-y-tantos, siguen teniendo vigencia, si van haciendo un seguimiento de lo que fueron todas estas atrocidades: desde la contratación de la deuda externa, hasta la implantación del neoliberalismo y el TLC (Tratado de Libre Comercio).

Hay todo una serie de cosas del discurso oficial que son netamente propaganda y no tienen ningún sustento en hechos o en la realidad.

Por ejemplo, cuando promovieron el TLC, el discurso oficial afirmaba que “El TLC va a generar riqueza en el campo”; pero el TLC ponía al campesino mexicano a competir con la Anderson Clayton, lo que implicaba su ruina segura. Ahí había un problema de lógica evidente, una contradicción entre el discurso y las acciones. Lo que procedía era buscar información más confiable. Lo que hicimos fue buscar la gente de la UNORCA, una organización campesina seria y les pedimos más información para contrastar la versión oficial.

Sobre todo la gente que está metida en los conflictos, en el debate de los temas importantes está muy informada. Tiene datos duros que los grandes medios ocultan. Nosotros lo que hacemos es que vamos a buscar esa gente. En La Jornada, pero sobre todo en El Chamuco, cuando sacamos una exclusiva, no es que hagamos un gran trabajo de investigación, sino que, básicamente, damos información que los grandes medios no dan, pero que son moneda corriente para los actores sociales.

Todo investigador sabe que tener una visión de conjunto de un problema y una hipótesis de trabajo facilita el análisis, la investigación y la selección de datos. Si tienes una hipótesis de trabajo, lo que haces es buscar datos que refuten o comprueben tu hipótesis. Esto es lo que debemos también hacer los caricaturistas.


H: ¿Tú participaste en la revista La Garrapata en el ‘88, fue ahí donde primero incursionaste en la caricatura política?

Yo siempre quise hacer caricatura política. Mi primera caricatura la saque en Quecosaedro. Es una revista que salió poco antes de que saliera La Garrapata en su tercera época. Yo sólo publique dos tres cosas en La Garrapata. Empecé a trabajar de manera formal, constante, en el 1+1 en el suplemento Más o Menos, que en aquel entonces coordinaba Magú. Yo empecé haciendo historieta, y al poco tiempo me pidieron que hiciera cartón político. Y me dio muchísimo gusto, porque es lo que yo quería hacer. Esto fue en el 78-79. 

H: Estuve hablando con Ombú del Uruguay, sé que estuvo en el 1+1. ¿Cómo mides el efecto de tantos intelectuales y gente de izquierda, que tuvieron que huir de su país y que vinieron a México?

No sé si tuvo un efecto en la realidad nacional, pero tuvo un impacto muy grande en todo un sector académico, en todo un sector universitario. Muchos de mis maestros en la universidad eran refugiados chilenos, refugiados argentinos. Gente que venía incluso del Paraguay, etc.

Las oligarquías, las elites, las dictaduras suelen expulsar a los sectores críticos que son siempre los más pensantes e interesantes de sus países. 

Mira: te lo voy a poner así: yo soy hijo de una refugiada española. Mi mama era catalana; era muy chica cuando se dio la Guerra Civil Española, y ella vino con los refugiados españoles a México. Para mí era como natural que este país se convirtiera en tierra de asilo de todos estos sectores, ¿digamos ilustrados y de izquierda, no? Yo vengo de esa tradición, de alguna manera.

A mí me parecía como normal que en los 70s y 80s viniera la gente de Chile, de Argentina y Uruguay, huyendo de las dictaduras, y eso por supuesto que enriqueció la vida cultural del país de aquel entonces. Si nosotros hacemos cuentas de cuanta gente, de cuantos intelectuales de izquierda han venido a nuestras universidades a enriquecerlas, veras que el listado es larguísimo.

Una parte importantísima de los refugiados españoles ayudaron a fundar el colegio de México. Una parte de los refugiados latinoamericanos contribuyo a fortalecer la facultad de medicina, la facultad de ingeniería, la facultad de arquitectura en la UNAM, y también contribuyo a hacer la UAM.

Nosotros hemos tenido dibujantes argentinos, chilenos, muy buenos. Aquí hay mucha escuela. Se quedaron a residir dibujantes tan importantes como  Chac, Palomo, y Carlos Palleiro, que es un gran diseñador. Y por supuesto que todo eso nos enriquece. Ocurre una cosa curiosa con los intelectuales y con las cosas artísticas: generalmente la gente que tiene talentos y que es muy preparada, es muy difícil de sustituir. Y si puede hacer escuela por sí sola.

Yo estoy convencido que para México fue muy importante la llegada de artistas españoles: trabajo por ejemplo Josep Bartolí, que fue un refugiado Catalán, crítico del stalinismo, y que era un dibujante extraordinario. Y trabajó Tisner, los dos hicieron escuela aquí. Y también Vlady, que era hijo de Víctor Serge, y también hizo escuela. Todas esas cosas ayudan y contribuyen.

Cuando llega una gente de talento, hace una diferencia, aunque no quiera. 

H: ¿Cuando uno se enfoca más a la caricatura política en vez de la historieta, como se equilibra el mensaje con la gráfica?

Tengo un vicio que viene de la escuela de la arquitectura. Cuando yo estaba en la escuela, estaba de moda la arquitectura funcionalista. Y estábamos en la idea de que la forma sigue a la función.
La caricatura también se puede resolver mediante una receta funcionalista. Es una receta que rara vez seguimos, pero, te da una idea de cómo racionalizar la creación de una caricatura política.

Generalmente, en una situación política, donde encuentras una contradicción o una paradoja, ahí hay un chiste.

Los chistes, el humor, tienen diferentes tonos. Al final de cuentas la cultura del humor es muy vasta, incluye géneros como la parodia, la burla, el sarcasmo, la ironía, etc. No se puede tratar del mismo modo un tema que es dramático a un tema que es verdaderamente chusco. Es decir, cuando hay un tema chusco, eso se presta al pitorreo. Y cuando hay un tema muy delicado, lo tienes que tratar con ironía. Y yo creo que esto lo tienes que anunciar con los dibujos. Es decir, cuando vas a hacer pitorreo, haces un dibujo muy sencillito, muy esquematizado, en el que hay que exagerar mucho la gestualidad de los personajes que estas retratando, o hay que exagerar las características o la personalidad de los personajes que estas retratando. En otros temas (por ejemplo cuando tratas un tema con ironía) tienes que hacer un dibujo muy sutil, en el que apenas y se note que te estás burlando. Eso te exige un dibujo mucho más realista.

Obviamente esta receta suena muy lógica, pero ya en el trabajo cotidiano las soluciones rara vez son tan lógicas. Suelen ser más disparatadas. Ese es parte del chiste. Pero, estas lógicas si me han dado a mí una serie de parámetros a seguir que me ayudan a resolver mucho mis problemas. Claro, mientras más experiencia tienes, encuentras atajos con más rapidez. Yo me acuerdo que cuando empecé a trabajar, me tardaba horas y horas y horas en sacar un cartón. Todavía me tardo mucho, pero me tardo mucho menos. Helioflores decía, “ustedes y yo podemos sacar una idea en media hora” y yo me decía ¿cómo le hace? En media hora no la sacas, pero si me tardo mucho menos de lo que me tardaba antes. Y esto tiene que ver con que es un oficio, y adquieres mañas, aprendes mecanismos para hacer más rápido las cosas.

Yo una vez platique con Will Eisner, el autor del Spirit. Y yo le pregunte, ¿cómo le haces para hacer todas estas cosas?, y él me dijo, “soy muy bueno haciendo trampa.” “I'm very good at cheating!” Y es cierto, mientras más oficio tienes, más trampas sabes hacer, y eso es el oficio. Son oficios de engaño. Todo oficio creativo es un oficio de engaño.

H: ¿Cómo crees que ha evolucionado la censura dentro de esos grandes medios, y que espacios alternativos se han abierto para trabajar otro material?

Es una pregunta compleja porque requiere dos respuestas completamente diferentes, aunque estén vinculadas.

La primera respuesta es: el trabajar para los medios es un gran privilegio, pero también es una gran responsabilidad.

Las caricaturas, las imágenes, todo lo que es publicado es susceptible a causar escándalo, a herir sensibilidades, y de provocar broncas muy serias.

Te voy a poner un ejemplo paradigmático. Los chavos estos que decidieron hacer caricaturas contra Mahoma, ¡es un caso increíble! Si tú te fijas, estos chavos no son profesionales. ¡Son chavos que respondieron a un concurso, y que, obviamente, no midieron las consecuencias de lo que estaban haciendo! No sopesaron lo que implica caricaturizar a Mahoma para los musulmanes. Es muy diferente caricaturizar a Mahoma desde occidente, a hacerlo desde el Islam. Entiendo que es una restricción terrible, que no puedas dibujar a Mahoma, etc., etc., etc., es inaceptable, estoy  a favor de la libertad de expresión, pero yo también entiendo que es una cosa que tiene que ganar la gente del Islam. Ese triunfo de la libertad de expresión es algo que no se puede imponer desde afuera.

Es un debate que tiene que ser interno. Y cuando haya un caricaturista islámico que dibuje a Mahoma, yo lo voy a respaldar. 

Aquí, claramente, esto se dio en un contexto de acto de provocación de los halcones norteamericanos, pro estado de Israel etc., en contra de un sector islámico. No fue una reivindicación por la libertad de imprenta, sino una provocación, lanzada desde los centros del poder imperial.

Todo esto te lo digo solo por decir que nosotros al momento de publicar tenemos que medir muy bien qué es lo que publicamos y que es lo que no publicamos. Esto lo vamos midiendo día con día.

Ahorita por ejemplo publicamos caricaturas muy fuertes contra Calderón. Pero muy rara vez se nos va ocurrir denunciar a un narco (como “fulano de tal trafica droga y esta acá”), porque te puede matar. La censura cambio de eje, porque el poder cambio de eje. Cambio de centro.

Hay que tener mucho cuidado con lo que publicas, porque claro que puede tener consecuencias, y puede tener consecuencias muy graves.

La otra pregunta tiene que ver con cómo funciona la libertad de imprenta en nuestros países.

Yo estoy convencido que la libertad de imprenta es un derecho muy importante, es un derecho que nos tenemos que ganar los ciudadanos.

Contrariamente a lo que nos dicen los grandes medios, aquí en México no hay libertad de imprenta en los medios masivos de comunicación.

Sí, nosotros, en algunos medios nos hemos ganado, sin lugar a duda, el derecho de decir toda una serie de cosas. Y cuando digo nosotros, me refiero a varias generaciones de periodistas, y a todo un sector de la sociedad.
  
Un grupo de moneros empezamos a sacar El Chamuco, porque queríamos ampliar los márgenes de lo que se podía decir en los periódicos de México. Nos decían, “esto no lo puedes publicar, y esto no...” Los equilibrios eran muy precarios. La subsistencia del periódico era muy difícil y obviamente teníamos que tener mucho cuidado. Decidimos sacar una publicación para que nosotros pudiéramos decir lo que nos viniera en gana, sin que nadie nos dijera nada. El resultado es que la existencia de un medio que se atreva a  ir más allá de los límites marcados por el Stablishment ayuda a ampliar los márgenes de expresión del resto de la prensa. A nosotros nos pasó una cosa muy chistosa cuando comenzamos a publicar El Chamuco, porque de repente no nos publicaban una caricatura en el periódico, y la publicábamos en El Chamuco. Y, al cabo de un rato, resultaba ridículo no publicarla en el periódico, porque de todos modos se iba a publicar en El Chamuco.

Yo creo que aquí hay una relación muy curiosa: así como en una cadena el eslabón más débil te define la fortaleza de la cadena, en términos de libertad de expresión, el medio que se atreve a ir más lejos te define los márgenes de libertad de expresión que tiene una sociedad.

Nosotros si tratamos de ser muy cuidadosos con lo que decimos. En ello nos va la credibilidad. Yo estoy convencido de que tratamos de documentar con objetividad la información que tratamos en nuestras caricaturas. Y que por eso, nuestro trabajo, el mío, el de Helio Flores, el de Naranjo, el de Toño Helguera, el de Hernández, el de Rius, es un trabajo que se sostiene  porque está sustentado en hechos. Y no mentimos porque no nos vamos con el discurso oficial.

H: De repente veo tu sección del Chamuco fotocopiado y pegado en espacios públicos. ¿Cuando crees que tenías esa forma de trabajo cuajado, esa especie de manual que dibujas?

Es un manual, es un panfleto político. A mí no me parece mal que se hagan panfletos políticos. Yo creo que sobre todo en este momento, en que el país está por irse al carajo, necesitamos cada vez más de esos manuales políticos, porque son historietas que buscan difundir masivamente una información que a todos nos afecta. Y una información que los grandes medios, el estado, la televisión ocultan.

Nunca nos van a abrir un espacio para discutir como fue el fraude del '88, el fraude de 2006? O, háblanos del Teletón, eso nunca nos lo van a permitir en la televisión, pero lo podemos hacer en nuestra revista. 

H: Hay un escritor de nombre Hugo Renan que dice que “no se puede fundar un país sin un olvidar colectivo”…

Yo creo que no se puede fundar un país sin una memoria colectiva. Eso es lo que es la historia. Una de las cosas que estructuran la identidad nacional es la creencia de que se comparte una historia en común. Yo creo que si olvidas, corres más riesgo que si te acuerda.

H: Siento que el pasado es casi cíclico y que la gente tiene la capacidad de reconocer la historia en parte porque salen cosas a la luz, pero, ¿hasta donde crees que llega esa mirada al pasado de la gente común, sin ser uno investigador?

Ocurre una cosa muy curiosa: nos encontramos con grandes sectores de la sociedad que tienne visiones mucho más claras de lo que es el estado y lo que es la nación que el propio gobierno.

Felipe Calderón, cuando le hablan de historia, el único periodo que quiere reivindicar es la ¡Revolución Cristera! Mucha otra gente se acuerda de lo que hicieron los Cristeros, a los maestros, de cómo les cortaban las orejas, de cómo les cortaban la lengua, son unas cosas bien bárbaras.

La gente tiene una memoria de lo que es el país, y tiene una visión de lo que es el estado. Es una de las cosas que nos ha permitido mantenernos como nación, y que no nos acabemos de desfondar. ¡Porque lo que han hecho estos señores es desmantelar el estado! Y eso es un drama. Tienes una sociedad que necesita al estado, para que la proteja, para funcionar, para establecer una economía, y tienes un gobierno que cree que el estado no sirve, y que hay que acabar con él. Es un gobierno que está operando en contra de su población. Es una barbaridad.

H: ¿Tu dirías que más o menos estas a favor de una opción de movimiento social, política, electoral?

Yo creo que necesitamos hacer un cambio. Necesitamos hacer un cambio urgente. Y necesitamos hacer el cambio de manera pacífica.

En México ya se ha ensayado la vía violenta, y fue desastrosa. Es una vía que, entre otras cosas entraña mucho dolor. Y es una vía muy peligrosa, es grave cuando la gente que entra a la vía armada se corrompe, ahí los resultados son terribles. Acabas con asesinatos y ríos de sangre.

¡Necesitamos hacer un cambio, necesitamos construir desde abajo, desde la sociedad, a partir de movimientos como el Sindicato Mexicano de Electricistas, a partir de movimientos como Sin Maíz No Hay País! Etc.

Y lo tenemos que modificar a través de informar y concientizar a la gente.

Yo te voy a ser franco: a mí me gusta muchísimo hacer historietas de detectives, y hacer historietas de ficción, esas cosas me encantan, me divierten. Pero yo creo que ahorita, sería una irresponsabilidad hacer historietas que no te hablen por ejemplo de lo que es el alza impositiva, de lo que viene, lo que es la inflación, etc.

Te quiero poner un ejemplo que ha definido mi actitud. Hablaba con Ziraldo, caricaturista brasileño, y él me contaba que en Brasil y en Argentino hubo una dictadura más o menos al mismo tiempo. Pero que en Argentina se plegaron, no dijeron nada, se callaron. Y en Brasil todos los sectores que pudieron seguían gritando, y cuando les permitían hablar quedito, hablaban quedito, ¡y en cuanto podían gritaban! La diferencia fueron miles de muertos y desaparecidos. La diferencia es que en Argentina hubo una represión brutal, y que nadie dijo nada. Y la represión fue así porque nadie dijo nada.

En la medida que nosotros informemos, gritemos, divulguemos información, a la medida que hagamos un gran irigot sobre estas cosas, les estamos quitando margen de maniobra a estos gobiernos de derecha. Y yo creo que si lo hemos hecho.

¡El proyecto de Calderón en torno a los medios era muy claro: Calderón venia a cerrar los medios! Y cerró a Carmen Aristegui. Y fue la presión de la sociedad que logro restaurar a Carmen Aristegui. Y nosotros, cuando vimos que venía Calderón por este lado, cuando vimos que le habían dado el triunfo a Calderón, dijimos, ni modo, vamos a sacar El Chamuco. Ellos vienen a cerrar espacios, y nosotro los vamos a abrir. Y les complicamos la jugada. Les complicamos todo.

[ARISTEGUI CARICATURA]

Eso es parte de una actitud militante (si quieres), pero es una actitud cívica. Es una forma de resistencia civil, que yo creo que ha sido eficaz. Y vamos a mantenerla. Y sí, vamos a usar la vía electoral mientras se pueda. Cuando haya otras opciones, le entramos.

Aquí ocurrió una cosa muy seria. Los movimientos de izquierda y de derecha han sido a lo largo de la historia como movimientos pendulares. Hay periodos de acenso de la derecha y de acenso de la izquierda. Entonces, vivimos un periodo larguísimo de acenso de la derecha. Y entra en crisis.

Yo espero que ahora empiece un periodo de acenso de la izquierda. Y eso ya se ha empezado a dar en Latinoamérica. Obviamente Estados Unidos está haciendo esfuerzos enormes por pararlo. Hizo un esfuerzo enorme por parar a Zelaya en Honduras. Le metió el hombro al chileno este Piñera  que acaba de ganar en Chile...

Pero lo que está creciendo en términos reales en Latino América, es la disidencia, la rebelión, la resistencia contra el fenómeno neoliberal. 

Están por entrar a nivel de pobreza dos millones de gentes que estaban por encima del nivel nominal de pobreza.

Hoy en día, si tú tienes un salario de $12,000 el gobierno te quita alrededor del 41.2% de tu salario, ya directo. La inflación te quita otro cacho. Entonces, estás hablando de que en enero, con los gasolinazos, con las alzas de los productos básicos, tienes una pérdida del poder adquisitivo de un 5-10%.

Todavía no lo podemos medir, porque todavía no tenemos los datos exactos de cuanto es la inflación. Es una pérdida muy seria... Mucha gente apenas se va  a dar cuenta que no le alcanza. De repente cuando empiece a ver números rojos, va decir, ¡a cabrón!

¡Lo que es increíble es que todo esto es básicamente para preservar los privilegios fiscales de 100 cabrones!

¡Es una barbaridad! ¿Cómo nos dejamos?

H: Que se te ocurre que pueden hacer ahora con el Carstens en el Banco de México?

No me preocupa mucho Carstens, la jugada de ellos es muy clara. La oligarquía va a hacer todo lo posible porque quede Peña Nieto. El problema no es el PAN es la oligarquía. Es un grupito de ricos, que son increíblemente ricos, increíblemente hijos de la chingada, no les importamos ni un pepino. Para estos cuates lo único que importa es mantener las ganancias, que son increíbles, y el sufrimiento de la gente les vale madres. Y lo que es más grave, no les preocupa la posibilidad de un estallido social. A  si me preocupa. Yo lo veo venir. El problema es que un estallido social conlleva muchísimo dolor. Y además, luego tiene resultados que no son los que tú quieres.

Creo que la guerra contra el crímen ha sido una forma de parar el estallido social. Pero si siguen con estas políticas esto va a acabar mal. Porque ellos podrán ir a Paris para gastarse su lana, pero aquí puede haber un pinche destripadero. Eso a mí me preocupa.

H: ¿Crees que quieren meter un registro electrónico de renovar el fraude...?

Peña Nieto es una otra forma de renovar el fraude, los pactos con el PRD, también son otra forma de renovar el fraude. Es hacer todo para que la gente no decida. Hacer como que hacen todo para que la gente decida, y no decida.  

Vivimos en un estado totalitario. ¡Y la gente no lo ve! Vivimos en una televisión totalitaria, es una dictadura política televisiva totalitaria.

H: ¿Cómo sientes que ha cambiado el rol de los caricaturistas históricamente?

Los caricaturistas son un sector sumamente heterogéneo. En toda época ha habido caricaturistas de derecha, caricaturistas de izquierda, y yo estoy convencido que uno de los percusores de la revolución mexicana fueron las redacciones de periódicos como El Hijo del Ahuizote, y El Colmillo Publico. Ellos estaban metidísimos en el rollo.

No hay que olvidar nunca, que  El Hijo del Ahuizote en 1901 lo dirigieron los Flores Magón, y luego Juan Sarabia, y  El Colmillo Publico lo dirigió Jesús Martínez Carrión. Eran sectores liberales anarquistas radicales, comprometidos con los movimientos de su tiempo. Ellos organizaron (entre otras cosas) la Huelga de Cananea. No es cualquier cosa. 

El caso de Posada es curioso, porque él era un Porfirista convencido. Posada, durante casi toda su vida, estuvo convencido que Porfirio es la buena onda. Y además estuvo convencido por razones que uno podría compartir: Porfirio era un liberal, peleó contra el bando conservador…

Al régimen PRIsta le funcionó muy bien exaltar a Posada y no exaltar a los caricaturistas que fueron los verdaderos precursores de la revolución mexicana, porque al final de cuentas Posada es una figura que el PRI pudo asimilar muy bien, porque respetaba todas las lógicas porfiristas del poder que también cultivó el PRI.

Sin lugar a duda los Flores Magón,  Jesús Martínez Carrión eran personajes muy difíciles de asimilar para el régimen, porque eran gentes que pelearon por la libertad de imprenta, en contra de la explotación de los trabajadores muy directamente, que eran militantes muy activos. Representaban una oposición que estuvo siempre mucho más a la izquierda que los regímenes Priistas.

Posada además era un personaje muy curioso, porque no tenia biografía. Entonces se la inventaron.

Obviamente se la hicieron a su manera: precursor de la revolución, a favor de los obreros, campesinos, etc., etc., etc. Lo que no te cuentan, es que también defendía las reelecciones de Díaz. Eso siempre. Y cuando Díaz se va, hace berrinche. Se enoja. Se enoja con los que lo critican.

H: ¿Cómo funcionaron las becas con el Guggenheim?

Me dieron la beca para el periodo 2002-2003, e hice dos libros y medio con esa beca. Me senté a escribir lo que tenia investigado hace ya tiempo. Me sirvió para sentarme a escribir el rollo. Que fue el libro de Lerdo, El País  del Ahuizoteel libro sobre los primeros cuatro años del gobierno Tuxtepecano, que se llama El País del llorón de Icamoley una parte del libro de Posada, que es Posada: Mito y Mitote.

H: Además de abrirle el ojo y la conciencia directamente a través del texto explicito, ¿que papel crees que juega el arte en otórgale a la gente una forma de pensar distinta?

¡¿Concientizar?! ¡Puede engañarlo durísimo! 
Yo creo que una parte importantísima del discurso oficial se estructura a partir de los escritores y artistas. Le sirvió al PRI, a Estados Unidos, a todos los estados les sirve.

Ahí lo que importa, lo que define la diferencia, es si el artista está dispuesto a comprometerse, a rebelarse ante el modo dominante.

Chomsky explica con claridad cómo de repente los intelectuales son totalmente incorporados. Primero se convencen a sí mismos la validez del discurso oficial, y luego se convierten en los principales difusores de este discurso oficial. Y hacen un daño de la chingada.

Es curioso porque las épocas complejas, las épocas interesantes, en las que hay movimientos sociales, se debaten cosas de fondo, temas realmente más profundos.

Si tú ves el trabajo de los intelectuales de actualidad, te das cuenta que son de una trivialidad alucinante. Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín  son voceros de la oligarquía, grandes empresarios, muy ricos, en contextos muy pobres. Son más empresarios que intelectuales. En cambio, la revolución mexicana en su momento dio debates fantásticos: hay que releer los debates de los Flores Magón, de Luis Cabrera… de todos estos cuates. Los lees y te das cuenta que hay una cantidad de vida ahí impresionante.

En cambio, discursos oficialistas de hoy dan vergüenza ajena. Son discursos hegemónicos a favor de una oligarquía bastante mezquina.

H: ¿Cuando haces trabajos para niños, también piensas en concientizar a los niños?

No. Ahí lo que me mueve mucho son mis hijas, lo hago para ellas. Y antes de que nacieran, los hacía para ellas también.
 A mí me divierte hacer ese trabajo, es padrísimo.

H: ¿Y tú leías historietas de chico?
Si, muchas. Todo lo de Marvel, y después me llego lo del Spirit, y para mí fue como una revelación. Después le entre al comic europeo, me gustaba mucho Tin Tin, me gustaba mucho Asterix, y después empecé a leer Metal Hurlant  (todo lo de Heavy Metal). Luego empecé a leer Pequeño Nemo, y Krazy Kat, y Feiniger, y todas esas cosas. A mí me encantaban.


Es decir, no había libros para niños, estaban los clásicos, los de Anderson, pero eran cosas bastante ajenas. No eran cosas tan referidas a mi vida cotidiana, a los que yo me pueda identificar, como podría ser ahora La Peor Señora del Mundo y eso nos habla mucho que existe en todo el mundo y en el país. Los chavos ahorita leen esas cosas y están leyendo de su vida. Acaba de sacar Elena Poniatowska un cuento tan bonito, que se llama La Vendedora de Nubes, tuve la suerte de que me pidiera ilustrarlo. El cuento es tan bonito, y habla tanto de nosotros, ojala y hubiera tenido eso cuando era chavo. Me hubiera encantado.

Yo creo que le entro a la ilustración de literatura infantil así con ganas porque son los textos que hubiera querido leer de niño. 


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