¿Quién es?
Escritor venezolano homenajeado de la Feria Internacional del Libro 2012, cuenta con una vasta y vertiginosa producción entre ensayos, libros, obras de teatro y guiones de cine. Quizás sea mejor conocido por su libro Rajatabla (1970), obra experimental fuertemente critica de la situación venezolana de ese entonces; Abrapalabra (1980); La orgía imaginaria, 1983). También se ha dedicado al ensayo, entre cuyos títulos cabe citar El imperio contracultural: del rock a la posmodernidad (1991). Premio Casa de las Américas en 1970 y premio nacional de literatura en 1980 y 2002. Quizás menos sabido es que durante los 70s Luis Britto colaboraba también para El Sádico Ilustrado, revista humorística de fina manufactura que contaba con dibujos y escritos suyos.
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Entrevista realizada el 5 de Abril, 2012
¿Usted es escritor, abogado en derecho, guionista, periodista, poeta, ensayista y también humorista. ¿A qué se debe ese interés por dibujar? ¿Cuándo comenzaste a dibujar? ¿Porque?
-Pues empecé a dibujar antes que a escribir, porque podía aprender yo solo, sin maestro. Siempre me he reprochado no haber trabajado más la plástica. Es más, me propuse no aprender a leer, porque el dibujo me parecía una forma de expresión más perfecta que la escritura. Eso duró hasta que mi mamá se negó a leerme los textos de las historietas: no tuve más remedio que aprender a leer. Todavía garabateo muchas cosas, y ahora estoy en la reactivación del proyecto de un dibujo animado que hice en la Universidad de los Andes, y que quedó interrumpido porque intervinieron el Departamento de Cine.
¿A tu criterio cual fue la experiencia del Sádico Ilustrado y por qué fue un hito tan importante en la historia del humor gráfico venezolano está publicación?
-Fue una experiencia extraordinaria. La propuesta era ir más allá del humor político cotidiano, trabajando otras áreas de la experiencia con más perdurabilidad: el absurdo, el amor, la tragicomedia urbana. Pero sobre todo había un tratamiento gráfico espléndido, con los mejores pintores y caricaturistas del país trabajando todas las páginas a todo color. Allí colaboraban artistas plásticos de primera magnitud, como Pedro León Zapata, Régulo Pérez y Luis Domínguez, que también hacen humor. Incidentalmente colaboré con algunos dibujos, y acabo de ver uno reproducido en una gigantografía en la Biblioteca Nacional.
¿Merece un espacio el humor gráfico al lado de las demás llamadas bellas artes?
¿A tu criterio porque se debe la discriminación?
¿Quiénes le temen al humor?, o ¿porque incomoda a algunos el humor?
-Pues claro que sí, y no un espacio al lado de ellas, sino dentro de ellas ¿Quién va a decir que casi todo Goya no es humor negro? ¿Qué Brueghel y el Bosco no son miradas humorísticas sobre el horror del mundo? ¿Que el dadaísmo y el surrealismo no son formas de humor? ¿Que José Guadalupe Posadas no es humor? ¿Y que gran parte de la obra de Picasso no es una humorada? El humor es la verdad dicha con la mayor economía de medios, vale decir, con la mayor eficacia, y eso aterra a todo el mundo. Por eso le asignan un estatuto secundario, sobre todo en nuestras sociedades pacatas. Pero el humor tampoco aspira a un rango académico ni axiológico. Sería contradictorio que deseara ser valorado, porque justamente se burla de los valores.
¿Qué papel juega el humor en nuestras vidas?
¿Existe un humor particularmente venezolano?
¿De qué experiencias se ha nutrido el humor en Venezuela?
¿Se puede hablar del humor latinoamericano o universal, y vale la pena trabajar hacia ello?
-Siempre digo que el humor es el único mal que hace bien. Nos permite ver la tragedia de la vida y sonreír. Todo país pretende tener un humor especial, y a veces es verdad. El inglés se basa en la lítote, en la disminución, que tiene que ver con la hipocresía: en un chiste inglés, cuando empieza el Diluvio Universal, el protagonista dice: parece que el clima está un poco húmedo. El estadounidense tiene un humor materialista, que se expresa en el gag, el chiste sin palabras, que siempre tiene que ver con un mecanismo que falla o se sobrepasa: un enchufe que te electrocuta. En Venezuela tuvimos durante mucho tiempo el humor de la aldea, centrado en pequeñas idiosincrasias o defectos de un reducido grupo de conocidos. Por eso a veces resultaba críptico para el lector de otro sitio u otra época. Sólo hace décadas, gracias a Jaime Ballestas, (Otrova Gomás) saltó hacia el absurdo, la metafísica y la crueldad. Yo diría que el humor venezolano es igualitarista; se burla sin piedad de las ínfulas y de las pretensiones de rango, autoridad o alcurnia. Ha incidido quizá demasiado en lo político, pero nuestra realidad, con sus dictadores y sus demagogos populistas, casi no le dejaba otra opción. El humor latinoamericano anda por allí, aunque acusa las peculiaridades de cada país. El humor mexicano es macabro: recordemos que el día que la mataron, Rosita estaba de suerte. El del Cono Sur es melancólico: evoquemos al inigualable Macedonio Fernández, a Cortázar, a los dibujos de Lino Palacios con su personaje Don Fulgencio, el hombre que no tuvo infancia.
¿Qué pasa actualmente en el humor Venezolano?
¿Tú crees que ha entrado en crisis?
¿Existen temas que el humor no debería tocar?
-El humor venezolano está en pleno florecimiento. Allí están por ejemplo Roberto Malaver y Roberto HernándezMontoya, dos intelectuales que improvisan humor de altura todas las noches por radio, y escriben espléndidos ensayos llenos de ironía. Carola Chávez hace admirables crónicas sobre la clase media y su visión microscópica del mundo, y dirige un semanario hilarante, El especulador precoz. María Centeno dibuja todos los días la visión de un mundo paradójico contemplado por la mujer. Clodovaldo Hernández, un periodista estrella, utiliza muy finamente la ironía cuando entrevista, sin perder nunca el respeto hacia el entrevistado o el lector. Eloy Yague hace crónicas sobre la capital llenas de desesperación y de cariño. Hay también intentos de humor de la derecha, que a veces utilizan desafortunadamente uno de los pocos tópicos que no debería abordar el humor, el racismo*. Debe ser muy difícil hacer humor defendiendo los privilegios de quienes no los merecen. Te diré que cada vez más la literatura llamada seria está permeada en nuestro país por un tono risueño, paradójico, travieso. Es un respiro después de siglos de solemnidad.
Muy interesante este acercamiento al Britto artista gráfico, no lo conocía sino muy superficialmente. Aunque me permito opinar que me parece más genial como escritor. Particularmente me sorprende (en alguien tan lúcido) la última respuesta y cómo sólo parece ver un sector del humorismo criollo.
ResponderEliminarIgual es y será siempre uno de mis escritores preferidos.