Yo veo el mundo en
blanco y negro. Pero me obligan a hacer dibujos a color.
Sergio Jaguaribe,
mejor conocido como “Jaguar” es uno de los más reconocidos dibujantes de humor
gráfico brasileño. Emblemática figura representante de la bohemia carioca, comenzó
trabajando en la revista Manchete, para
luego también colaborar en la revista Senhor,
Febeapa de Stanislaw Pontepreta y el
legendario Pif-Paf dirigido por Millôr
Fernandes, su gran amigo y mentor. Ilustro
la mayoría de los libros de humor de Stanislaw Pontepreta. Finalmente, fue
miembro fundador de O Pasquim, el
legendario periódico de humor surgido durante la dictadura brasileña, dentro
del cual se disparó su fama por su personaje Sig, realizado con el periodista
Ivan Lessa.
Entre los libros que há
publicado se incluyen A Vida Sexual do
Jaguar, el Almanaque do Jaguar, É Pau Puro!, Lugares In-Comuns, Átila,
você é Bárbaro, Nadie es perfecto, Confesso que bebi, Ipanema, se não me falha a memória, y una colección que sería prohibida por la dictadura,
realizada con los dibujantes Fortuna y Claudius llamado Hay Gobierno? –una parte del cual fue reproducido en el suplemento El Mitote Ilustrado #01 en México.
De humor negro, con
una acidez envidiable, la fuerte dosis de veneno que administra Jaguar siempre
viene empaquetada con gran humor. Su legado en la historia del humor brasileño
es enorme, particularmente ya que su postura de humor contra todo y contra
todos parece ser cada día más vigente.
Entrevistado 12 de Abril, 2012
— ¿Actualmente
en que estás trabajando?
— Hago
tres charges [cartones políticos] por semana, el lunes,
jueves y viernes, y una crónica ilustrada en O Dia.
Jaguar con sus formidables 80 años. |
— ¿Te
formaste en alguna cosa?
— Estudie
filosofía por razones muy simples: yo estaba apasionado por una chica que lo
cursaba, ¡así que yo también entre! Tarde dos años hasta que conseguí enamorar
la chica y ¡me salí de la universidad! Sirvió para algo pues.
Yo comencé
mi carrera hace 60 años. Había dos revistas que eran famosas. Manchete y O Cruzeiro. O Cruzeiro era una revista donde se congregaban todos los
humoristas de la época: Carlos Estevão, Péricles, que dibujaba “O Amigo da
Onça”, estaba Fortuna, Ziraldo… Millôr
Fernandes tenía una sección para él solito.
Manchete tenía un caricaturista muy famoso, que hacia
cartones sin palabras, llamado Borjalo. Mario Boja Lopes era su nombre. Ese
tipo me impresionaba. Me gustaba mucho el humor, tanto que desde los
veinte-pocos años, me suscribi a Punch y
al New Yorker. Mi papa era
funcionario del Banco de Brasil, que en esa época era un buen empleo. Daba para
tener un buen nivel de vida. Y a mí me encantaba el humor. Yo me quedaba fascinado,
pensado, ¿cómo es que aquellos tipos consiguen hacer aquellos cartones? Leía también
varias revistas argentinas y españolas… entonces, ¡conozco el humor desde la
época en que Charles Addams era un chamaco todavía! (Risas).
Leí varias
revistas. Paris Match tenía un equipo
de dibujantes que era genial: ¡tenían a Bosc, a Chaval, a Siné, a Evreir, y
Tredez!
Ahí comencé
a imitar el dibujo del que era el peor de todos, ¡al Trez!
Yo no tenía
muchas pretensiones. Entre a trabajar al Banco de Brasil en ´52, y acompañaba
al mismo tiempo al mundo del humor. Hemano Lobo de España, también recibía. Yo realmente conocía mucho, pero no tenía
con quien hablar. ¡Sólo yo conocía!
Y ahí, ¿Qué
sucede? De repente, Borjalo es contratado por el Cruzeiro. Manchete tuvo
que hacer un concurso para llenar la página de él. Ahí me meti. Yo pensé, meu, si yo llego con mis dibujos allá
con el editor, me van a echar de la redacción! La revista Manchete era famosa en todo Brasil. Tres tipos fueron contratados
por el concurso. Una semana era yo, la otra Claudius (que es un gran dibujante
hasta hoy), y otro tipo de Piauí. Ahí comencé a pegarle a aquel negocio del cartón.
Ganaba una
miseria. Hasta hoy los cartonistas ganan muy poco aquí.
Yo aprendí todo en los periódicos. Yo era boi, entregaba documentos, compaginaba,
diagramaba, hice el curso completo de periodista, aprendí a leer y a escribir.
Hasta hoy me gusta escribir. No puedo parar porque no tengo un plan de retiro.
Aquello de los pagos de la dictadura [pagos otorgados a gente que sufrió
represión como indemnización], para mi cayeron del cielo. Después logre sobrevivir por medio de la Asociación
Brasileña de Imprensa (ABI).
— ¿Tú
crees que el cartonista es más respetado hoy en día?
Yo
me considero humorista, pero en mis tiempos, si llegabas como
"caricaturista" o "cartonista" a un hotel, nadie ni siquiera te dirigía
la mirada. Ahora de repente, ¡la palabra se popularizo! Tomo un taxi y
el conductor me ve y dice: "¿Usted es aquel cartunista no?" La cosa se disemino.
Antes, cuando me preguntaban por mi profesión, tenía que poner "Periodista", sino no lo aceptaban.
— Me imagino que O Pasquim ayudo
a popularizar mucho el humor...
— Antes de
la revista O Pasquim, había una
revista llamada Senhor (1959-64), que
ya había vuelto todo patas arriba. Era una revista de intelectuales. Publicaban
trabajos inéditos de Jorge Amado, de Clarice Lispector. Carlos Greer —que fue
un gran pintor— era el director de arte. Después, llego Rodolfo Rodrigues, y luego
Fortuna y Ziraldo también.
Estaba
Faicleff también, quien después se fue para Nueva York, y se volvió famosísimo
editando Harpers Bazaar.
Después de todo eso nosotros hicimos O Pasquim.
FEBEAPA: Festival de bestias que plagan al país. |
Había una revista de un gran humorista, donde yo también
ilustraba, había ilustrado todos los libros de él, que era Sérgio Porto, mejor
conocido como Stanislaw Pontepreta. Su periódico se llamaba A Carapuça.
El no escribía ahí, tenía a otros que escribían como
“ghostwriters”. El no hacía nada de nada en aquel periódico. Yo sabía que no
era gran cosa, pero, como él era muy famoso, el periódico tuvo cierto éxito.
Ahí sucede que Sérgio Porto murió, y ellos no podían continuar. (Bueno, podían
continuar los tipos que realmente escribían, ¿pero sería algo medio extraño
no?) (Risas). El tipo encargado de aquello, el gerente o el que pagaba las
cuentas, llamo a un grupo de personas que éramos: yo, Ziraldo, Sérgio Cabral (padre de
nuestro gobernador), Paulo Francis y otros tipos. Teníamos discusiones sobre cuál
podría ser el nuevo nombre, y nunca llegábamos a una conclusión. El nombre al
final fue idea mía. Yo decía: “a este periódico, que va a burlarse de todo
mundo, lo va a calificar todo mundo peyorativamente de un ´Pasquín´. Debemos
asumirlo, ¡somos un Pasquín!
— Habían épocas
donde se tenía que defender a la redacción casi que a mano armada para decir lo
que uno quería. Me acuerdo de un texto satírico de Jack London, llamado “Getting
into print”, que es exactamente sobre eso. El redactor defiende a muerte su
línea editorial.
— Habia un
periodista que es fantástico, que yo admiro mucho. Se llamaba Apparício Torelly,
pero se titulaba O Barão de Itararé (Barón
de Ita…). Él tenía un periódico
llamado A Manhã (La Maña), que fue el Pasquim de su época. ¡Era llamado así porque había otro periódico
famoso llamado A Manha (la mañana).
Se burlaba de todo el mundo! ¡Y, de vez en cuando, entraban a la redacción y
quebraban todo! Le pegaban, lo llevaban preso. Estuvo preso mucho tiempo. Pero él
era tremendo! Después de eso, puso un anuncio en la puerta de redacción donde
se leía: “Entre sin golpear”. (Risas). Yo puse un igual en la puerta de O Pasquim! A cualquier rato nos llevaban
presos. Nosotros nos burlábamos de la dictadura…
Pif - Paf, clausurada por la dictadura después de ocho números. |
— ¿Cuál fue la influencia de Millôr Fernandes en tu trabajo?
— Millôr fue el mayor intelectual que yo conocí en la vida.
Era un dibujante excepcional, un traductor, teatrólogo… imagina un tipo que nació pobre, fue boi de O Cruzeiro, autodidacta… ¡y todo lo que él hizo es lo mejor en mi opinión!
El me ayudó mucho también, ¡aunque yo siga dibujando una mierda! (Risas).
— Él tenía una visión de que el humor podía cambiar las
cosas…. Casi como un profeta del humor.
— Él era un intelectual, excelente compañero de bar, bebía
bien ¡y era atleta además! Jugaba frescobol
en la playa todo el día! Era mi ídolo y fuimos muy amigos. Yo me pasaba
mucho rato charlando en su casa… fue un privilegio para mi haber convivido con él.
Imagínate una charla donde están Millôr, Ivan Lessa, Paulo Francis, Sérgio
Porto, con toda esa banda junta, ¡era un privilegio! ¡Todos brillantísimos! Aprendí
mucho con ellos.
¿Este año estuvo cabrón no? Murió Ivan, murió Paulo Francis,
murió Millôr…
¡A ver si yo llego al año que viene! (Risas).
— Cuéntame de tu relación con el dibujante Nassara.
— Nassara era un genio. El hacía logotipos de la gente, sus
caricaturas son fantásticas. Yo tengo el orgullo de haber redescubierto
Nassara. Yo pensaba que el había muerto. Pero simplemente había dejado de
dibujar muchos años. Yo lo llame para trabajar en O Pasquim y creo que fue la mejor fase de su trabajo. Era un sujeto
formidable.
Nassara retata a varios miembros de O Pasquim. |
En
noviembre de 1970, salió publicado en O
Pasquim #72, un chiste de Jaguar donde se reproducía la pintura Independencia o Muerte, del pintor
romancista Carioca Pedro Américo (1843-1905),
agregándosele apenas un globo que leía: Eu
quero mocoto! [Caldo clásico Carioca, de pata, también hacía referencia a una canción de la época], parodiando el supuesto grito de
independencia brasileño ahí representado. La broma les costaría tres meses de prisión
militar a los miembros de O Pasquim.
— ¡Yo creo que la idea más idiota que alguien jamás tuvo, fue
abrir un periódico durante una dictadura para hablar mal del gobierno! Llegaban
ahí, y no reventaban todo por lo siguiente: nosotros éramos más ingeniosos.
Nosotros teníamos conexiones, estábamos ligados al Washington Post, a periódicos Franceses, a periódicos del mundo
entero. Habría una pésima repercusión para la dictadura si nos golpearan. Si
fuimos presos, pero no nos golpearon, ni nos torturaron. ¡La única tortura era
tener que pasar el rato hablando con ellos! (Risas).
Lo peor es que yo –que supongo tengo una cara medio seria—
¡fui escogido como representante por el coronel de los paracaidistas! ¡Y yo era
el que bebía más! Yo pase tres meses presos, Ziraldo más por otros motivos. En
esa ocasión, por lo de O Pasquim, ¡la
redacción entera paso tres meses presos! ¡Y, de cualquier forma, el periódico
salía cada semana! Había otros periodistas de Rio y de São Paulo que comenzaron
a mandar material, y el periódico continuaba saliendo.
Yo sobornaba a los guardias, y todos los días ellos me
traían una cachaça. ¡Bebía cachaça el día entero! Yo digo eso y Ziraldo se
molesta, porque a él le gusta pensar que fuimos mártires de la libertad. Pero
como yo lo veo, ¡fue de los mejores periodos de mi vida! Yo me despertaba cada
mañana y pensaba, ¿Qué tengo que hacer hoy? Absolutamente naaaaaada. Bebía de
mañana hasta la noche. Leí a Ulises, a Don Quijote, a Thomas Mann. Aquellos
tumba-burros de libros. Pasaba la mayor parte del día leyendo. Aumente mi
cultura.
En realidad, si la pasamos mal una vez. Teníamos la suerte de habernos quedado en el cuartel de
los paracaidistas, que eran bastante buena gente. Pero, una vez, el cuartel fue
invadido por la tropa del PR, de la policía del ejército, que nos quería matar.
Ellos fueron a agarrarnos, para llevarnos secuestrados. Si lo hubiesen
conseguido, no estaría yo aquí para contar esta historia. Pero, sucede que
había un teniente ahí, llamado creo que Calameida, que dijo: “Alguien da un paso
más y yo disparo. Estos presos están en mi cuidado, y no los voy a dejar
llevárselos”. Nosotros habíamos tenido plena libertad hasta entonces, hasta las
puertas de la misma prisión se quedaban abiertas, y nos paseábamos de aquí para
allá, tomando cerveza, ¡disfrutando de la vida! Después de que se fueron los de
la policía militar, me acuerdo que dijo el teniente, “Hagan lo siguiente:
¡cierren esa puerta! ¡Así me quedo tranquilo que nadie se puede meter!”
Ese tipo era buena gente, simpático, y platicaba mucho con
Ziraldo. Era un tipo formado en diagramación y no sé qué. Ziraldo y Sérgio lo
acabaron convenciendo que existía otro mundo al que él había conocido en el ejército.
Después de que nosotros salimos, no demoro el en salirse del ejército, y abrió
un restaurante en San Francisco, California. Cambio todo.
— ¿Tú también trabajaste en Ultima Hora, no es cierto?
— Colaboraba a través de Leo Eliachar, ilustrando su
columna. Después trabaje con Samuel Wainer . Nada más que cuando fui preso,
¡el me despidió!
— ¿Nunca tuviste problemas con la censura, o nunca perdiste
un empleo por tu ideología?
— Tienes que ser malandro,
¿o no? Tú no puedes ser el tipo de la portada. Tienes que hacer las cosas, pero
no dar la cara o te agarran. Tienes que ser experto, tienes que saber moverte.
Hay muchos cartonistas que hacen las cosas de forma demasiada directa, y no hay
como. El cartonista que pega de frente no dura.
Ahora que no hay más censura, uno conoce el límite que no
debe ultrapasar. No se puede mandar a nadie a tomar por culo ahora…
En el Pasquim era así:
tú mandabas tus trabajos a la censura, y ellos pasaban un marcador rojo encima.
Entonces yo fui a hablar con esos tipos, el general encargado de la censura, y
fue muy chistoso, porque en aquella reunión, llego un tipo ahí, me dejo
esperando dos horas para sacudirme, y después fui invitado a pasar. Ahí yo le
dije, “mira, la cosa es así: son trabajos, dibujos que son obras de arte,
elaborados, y sus funcionarios están inutilizando un trabajo pesado”. Ahí me
dijo, “si, concordo, son dibujos muy buenos, ¡pero las ideas son comunistas!
¡Subversivas!” Ahí yo le dije, “si, a eso quería llegar. Vamos a hacer un
acuerdo. Nosotros haremos un boceto, y lo mandamos, y si fuese aprobado,
pasamos a la arte final, más elaborada, la definitiva!”
(Ahí él también me pregunto si, “¿en O Pasquim, ustedes… hacen muchas bacanalias ahí? ¡Sacan a cada rato
fotos de chicas desnudas! ¿Ustedes hacen… orgias?” Yo le dije, “bueno, ¿más o
menos, no?” ¡Generalmente, uno no puede hacer orgias y dibujar al mismo tiempo!
¡La orgia tiene que venir después! ¡Y no en la redacción! ¡No había cama en la
redacción!)
Yo hacía entonces un
dibujo tosco, y cuando lo aprobaban, simplemente hacia lo siguiente: cuando
cambia la expresión, ¿cambia todo no es cierto? ¡Así yo los engañaba! ¡La
expresión, el detalle del dibujo que no estaba en el boceto era otro! ¡Y ellos
no se daban cuenta! Pasaba muchas cosas de esa manera. Diseñaba un monito, cambiaba
su mirada, su expresión, ¡o hacia alguna cosa que cambiaba el mensaje
completamente! Ese era nuestro truco.
Yo me divertí mucho a costas de ese tipo.
Hoy en día tienes la libertad de hacer cualquier dibujo,
siempre que no sea para ofender a algún idiota completo: alguien tomando por
culo, o insinuando que la madre de algún ministro es lésbica, ¡y así por
delante! Es una cuestión de retener un buen sentido.
— ¿Hablas de lo “políticamente correcto”?
— Lo políticamente incorrecto está volviéndose una cosa de
la burguesía. Está siendo asumido por las revistas de moda, se hizo moda.
Boris "el hombre tronco". |
Yo por ejemplo soy un tipo medio anarquista, pero a veces no
veo el sentido de escandalizar a algún idiota, ¿comprendes? El mundo está lleno
de idiotas. Creo una manera de ser careta es tu querer escandalizar a los
caretas. ¡Deja ahí! ¡Yo me quedo con mis ideas aquí porra!
***
El otro día me comentaba un repórter que me iba a proteger,
no escribiendo lo que pregunto me había preguntado. Yo comencé a beber cuando tenía
13 años. Mi papa adoraba hacer caipirinha, con cachaça y con hielo. Yo creo que
lo primero que yo bebí fue una caipirinha que hizo mi papa: de ahí no pare. Mi
mama había sido pianista, concertista, y al casarse con mi papa dejo la
carrera. Fue alumna de Nikolas Svalz, un gran compositor. Conoció a mi papa,
que era milonguero y dejo el piano.
— Siempre fuiste un bohemio…
— La vida bohemia se vivía en los bares. Vinícius de Moraes, António Jobim, todos eram
bebedores. !Eran conversaciones inteligentísimas! Yo bebía también
porque creo que me sentía más inteligente, más suelto. Siempre fui un tipo
medio tímido. Nunca fui alcohólico alcohólico.
Y, de hecho, nunca trabaje ebrio. Yo me levanto temprano, y trabajo de mañana.
Al contrario de Ziraldo, yo solo trabajo hasta el medio día o la una. Después
del almuerzo no hago nada. Ziraldo es gracioso, el comienza a trabajar a media
noche ¡y se pasa la noche trabajando! Yo no puedo hacerlo, me quedo sin ideas a
esas horas, y uno no quiere quedarse con un discurso hueco. A cada quien su
ritmo.
— Tu trabajaste en conjunto con varios periodistas
importantes, dime, ¿cómo fue trabajar con Ivan Lessa?
— Ivan Lessa es uno de los tipos más brillantes que yo jamás
conocí. Nosotros hacíamos muchas historietas en dupla. El hacia los textos y lo
armábamos juntos. El y Paulo Francis eran fantásticos como periodistas. Ahora,
es gracioso que cuando Ivan resuelve meterse a la literatura, creo que no consiguió
el mismo brillo que había tenido como periodista, en lo que era absolutamente
genial. El tenía varios personajes… aquel personaje pasado de lanza, que
frecuenta los bares, ¡era fantástico! Cuanto el comenzó a escribir novelas… es
bueno claro… pero no es aquella cosa fulminante, que dejaba perplejo, donde uno
se preguntaba de donde había sacado aquel lenguaje de malandro [bandido/criminal]. El en verdad no frecuentaba mucho
aquellos círculos. Leía mucho, salía del Pasquim,
se iba a su casa, no salía mucho, pero lograba asimilar todo aquello… Yo
frecuentaba la Lapa, a los amigos de Madame Satã, me paseaba entre los
bandidos, por la Mangueira, con Nelson Cavaquinho, y el nunca anduvo con esa
gente! Pero escribe como ellos ¡algo que yo no conseguiría hacer de ninguna
forma!
Yo llegue a
hacer una historieta que fue muy bien recibida, llamada Os Chopniks. Era el lanzamiento de la cerveza Skol aquí en Brasil.
La tira salía publicada simultáneamente en O
Globo y en Jornal do Brasil (que ahora ya no existe). Eran los dos periódicos
más importantes de Rio. El nombre de la tira era más o menos una mezcla de
Beatniks y Chope. ¡Fue un éxito total! Me podía haber vuelto rico con esa
historia. Yo comencé al mismo tiempo que Mauricio de Sousa, ¿que hoy es
billonario, no? Aunque hasta hoy no haya aprendido a dibujar, eh? (Risas).
Yo me
acuerdo que una vez estuve en una conferencia con el: buen sujeto, optimo tipo.
El venia todos los días al Pasquim, con
un libro lleno de dibujos, mostrándolos para todo el mundo! ¿Tú sabes que yo en
mi vida nunca hice eso? Las cosas
siempre acontecieron para mí.
— ¿Tu personaje Sig se volvió una suerte de mascota de O Pasquim no es cierto?
Sig aparecía en diversas secciones de O Pasquim. |
— Sig
predata a O Pasquim. Esa
historieta de Chopnics tenía a Sig
como personaje. Ele era una especie de rata, ¡y algo completamente distinto! Él
se quedaba en el hombro de un personaje llamado BD, que era una suerte de caracterización
folclórica de Ipanema. Era un escribano jurídico, profesión bastante graciosa.
Era de lo más loco que existía en aquella época (donde solo había locos), Roniquito,
o BD, Zequin Stelita, ¡todos locos! BD tenía una ratita, blanca, que tenia de
nombre “Ivan Lessa”. (Risas).
“Ivan Lessa” lo llevábamos a los bares con nosotros. BD
botaba un poco de ginebra en un pan, ¡y la ratita comía aquel pan y se caía de
culo! Después íbamos a un apartamento, que teníamos por ahí de la calle
Jangadeiros, y la rata se la pasaba paseando de aquí para allá en el parapeto
de la ventana. Un día, después de ir a beber con nosotros, la rata se cayó de
la ventana, ¡PUM! ¡Ahí porra! Todos gritaron,
“Ivan se cayó!” y salimos todos, borrachísimos y locos: Peré, Zequin Stelita,
Roniquito, Lúcio Rangel… agarramos a la rata, que todavía estaba viva, tomamos
un taxi y fuimos para un hospital. Ahí les decía, es “Ivan Lessa”, todavía está vivo, ¡lo tienen que salvar!
Ellos se negaron a tratarlo, ¡entonces se armó una pelea con los médicos! ¡En
medio de la batalla, resulta que la rata murió pisoteada!
Cuando Skol me llamo para crear una historieta para lanzar
su cerveza, dibuje Chopnics, y dibuje
a BD, que siempre andaba con su ratita. Al principio no era Sig todavía. Se
quedaba en el hombro de BD la rata y no salía de ahí. Los personajes
principales eran BD y Mala, que era otro bohemio. Otro llamado Malio Mara da
Almeida Pistapache, se volvió Robers Berge en la historieta. También aparecía
Ronquito, quien bebía y se volvía completamente loco. “Ivan Lessa” que solo se
quedaba en el hombro de BD se transformó de apoco en ese personaje con patas de
elefante, y con el nombre de Sigmund Freud. Fue un éxito tremendo, y salió en
el Pasquim hasta que el periódico cerró.
Cuando el Pasquim empezó
a entrar quiebra, todo mundo se fue, a cuidar de sus vidas. ¡Claro! Yo me quede
ahí. No tenía donde vivir, y dormía ahí en la redacción sobre un portapapeles.
No pagaba alquiler, y me quede hasta que me echaron de allá. Yo siempre digo
que después de que O Pasquim se fue
en pique, la rata Sig fue la última en abandonar el navío! (Risas).
1. Chico, ¿qué sucede si yo suelto esta lata? 2. Se cae en el piso, ¡claro! 3. ¡No cuando se tiene un experto recolector cerca! |
— Después tu trabajaste con Ziraldo en la revista Bundas..?
— Ziraldo fue el que resolvió hacer aquella revista. Yo
estaba en contra. Yo discutí con él meses, para evitar que se llamara “Nalgas”.
Yo le dije, Ziraldo, ¡esto no tiene pies ni cabeza! Imagínate que tu tía de
Caratinga va allá con el quiosquero y le pide, “¿Me da ´Nalgas´ por favor?”. ¿Tú
crees que una señora, una persona respetable, va pedirle algo así?
De cualquier forma yo colabore desde su inicio hasta el último
número. Creo que soy un tipo con esa característica: todos los lugares donde
trabajo me quedo hasta el último número. (Quizás no sea bueno andar contando
eso). (Risas)
Yo no sé cómo la libraba. Yo vivía en un apartamento en
Lapa, y no tenía dinero ni para ir a visitar a mi madre, ¡que vivía en
Copacabana porra! Me acuerdo que durante mucho tiempo, la única cosa que comía
de día era un “Angu do Gomes” [plato típico brasileño de harina de maíz con
agua], vivía en un apartamento que temblaba, que no pague nunca, y que después fue
despejado. Había gitanos que vivían ahí también, que se acuchillaban en el
corredor del predio, ¡era una locura! Fue el periodo más grave de mi vida. No tenía
dinero para absolutamente nada.
Yo había sido despedido del Banco de Brasil, así que no tenía
ese hueso. Evidentemente siempre escojo equivocadamente. Cuando comencé me
ofrecieron la “Folia de Garantía”. ¿Qué era eso? Que uno descuenta un tanto del
sueldo para tener un retiro. Yo dije que no, gracias. ¡Quiero todo mi dinero
porra! Cuando salí de ahí no tenía dinero de retiro, y me quede jodido por
mucho tiempo.
Después me fui a vivir en un suburbio de Caixas, en el
cerro, y afortunadamente conocí después a una señora que me ayudo. Estamos
juntos hace casi 24 años. Ella comenzó a darme fuerzas, me conseguía trabajos por
aquí y por allá. Entonces fue cuando me llamo Alicar Malho para colaborar en el
periódico O Dia.
— ¿Qué opinas de los humoristas brasileños actualmente?
— Yo creo que Laerte es genial, y tiene derecho a hacer lo
que él quiera. Lo peor es lo siguiente: hay travestis que son más bonitos que
una mujer. ¡Y hay mujeres feísimas! Me parece que como hombre, él era más
bonito. Como mujer es un desastre. (Risas). ¡Me parece lo máximo eso!
En São Paulo hay un grupo pesado de cartonistas. Está
Angeli, Adão…
— Aquel personaje llamado Bob Cuspe de Angeli tiene alguna similitud
con Gastão o Vomitador, uno escupe y el otro vomita…
— Yo nunca tuve paciencia. Todo lo que hice que fue un
éxito lo pare de hacer, porque no soy un dibujante de historietas. Si no,
realmente sería muy rico hoy en día. ¡Soy maestro del arte de perder dinero!
Amilia Feinrich, cuando se fue para Nueva York, era mi amiga
y me invito para ir también y trabajar en Harpers
Bazaar. Ahí yo le dije, no, ¡prefiero quedarme en Ipanema carajo! ¡Me
podría haber hecho rico allá!
¿Tú sabes cuantas historietas he hecho? ¿De Gastão o
Vomitador que se hizo famoso? Unas
doce. Solo tiras. ¡Boris el hombre tronco también! Había algunos otros personajes
también… Yo soy cartonista de humor, y eso es una profesión que no existe. En
realidad está extinta, o en vías de extinción. Yo sobrevivo haciendo charge [caricatura o cartón político]. Cuando
yo intento hacer una caricatura, lo
hago con la cabeza de un cartonista de humor. Es una gran desventaja para un chargista no saber caricaturizar. ¡No
soy caricaturista! Cuando tengo que dibujar a Dilma, o Lula, ¿qué hago? ¡Le
copio a Chico Caruso! ¡Pero yo copio tan pero tan mal, que ni él se da cuenta!
Angeli es un excelente caricaturista también, y yo copio de ellos, y no sé cómo
no se dan cuenta que los estoy copiando –quizás porque termina como algo muy
distinto y extraño. No sé ni cómo hacer mi propia caricatura, no tiene nada que
ver eso con el mono que dibujo, que todos saben
que es Jaguar, ¡pero no tiene nada que ver aquella bola con mi nariz! ¡La
única cosa que yo se dibujar bien son los lentes!
Otra cosa que es de terror para mi es la Navidad. La cosa es
así: yo nunca tome vacaciones.
Solamente una vez tome vacaciones, y me costó mucho agarrar la forma de nuevo,
el tino, como alguna vez dijo Iván Lessa, ¡el chiste!
Yo veo el mundo en blanco y negro. Pero me obligan a hacer
dibujos a color. Entonces, hago dibujos coloreados, igual que un niño… No es
como Millôr o Ziraldo, donde el color es integrado. ¡Yo hago blanco y negro y
lo paso a color nomas!
Nunca tome vacaciones. Siempre tuve la impresión que si yo
salía, ¡seria despedido!
— Tengo la impresión de que mucho del humor se basa en la contradicción,
pero no sé. ¿De dónde crees tú que viene el humor?
— El humor es una cosa de la contra. Su esencia es estar en
contra. Hasta donde yo sé, no existe humor a favor, por la propia naturaleza de
este…
Ahora, definir el humor es imposible. Yo ya desistí. Hoy
estuve leyendo que la risa es un ejercicio, una cosa física que cuando
exagerada ¡duele! Hasta recorte la nota. Reír y tener dolor de barriga tiene
ahora fundamento científico.
Yo creo que tiene que ver el humor con no aceptar a la realidad
como un hecho consumado. Pero tiene que ser dicho con humor, sino… se vuelve otra cosa mal humorada.
Bergson no consiguió definir el humor. Leí su libro y no entendí
una mierda! El intento definir la risa. Que yo sepa hay dos especies que ríen: el hombre y la hiena. ¡Pero la hiena debe
tener un pésimo sentido del humor!
¡Podíamos quedarnos hasta mañana hablando de una cosa que es
indefinible!
Para saber que es el humor, necesitas preguntarles a los
tipos de los suplementos literarios.
— Pero ellos no son muy chistosos…
— No, no son chistosos, ¡pero te pueden explicar todo!
(Risas). Hasta podrían explicarte eso. ¿Qué es la risa? ¡Sería una nota enorme!
¡Mama! ¡Papá se quedo pegado en el collage de nuevo! |
gracias por la entrevista, soy un admirador de Jaguar, y no conocia mucho de este personaje irreverente y genial
ResponderEliminarJose Carlos Rodriguez Lima Peru
Gracias por la entrevista, soy un gran admirador de Jaguar y no hay mucha informacion sobre este oersonaje irreverente y genial-
ResponderEliminarJose Carlos Rodriguez Lima Peru